- El 30% de los equipos de La Liga parten de este tipo de zaga como base de sus esquemas, una tendencia que, por sus numerosas vertientes, es un claro síntoma de la riqueza de la competición.
Atrás quedaron los tiempos del 4-3-3 y el 4-2-3-1. A pesar de que el 4-4-2 –el sistema más clásico del fútbol moderno- vuelve a ser el hegemónico, el cambio más significativo de los últimos años es la normalización de la defensa de tres centrales en La Liga. Lo que hace tiempo era considerado como un mecanismo defensivo, hoy es un símbolo de identidad en varios clubes.
Hasta seis equipos (Sevilla, Betis, Girona, Levante, Leganés y Rayo) que emplean un sistema con defensa de tres centrales en alguna de sus variantes (3-4-1-2, 3-4-2-1, 3-5-2, 5-3-2 y 3-4-3), solo uno menos que los representantes del 4-4-2 (Atlético, Alavés, Getafe, Celta, Valencia, Eibar y Valladolid).
Hoy en día, este sistema representa al 30% de La Liga, una cifra considerable teniendo en cuenta que hasta la aparición del Girona de Pablo Machín ningún equipo empleaba de manera habitual estos sistemas, más allá de algún recurso puntual, o etapas cortas, como los inicios de Paco Jémez en el Rayo Vallecano o el periplo de Víctor Sánchez Del Amo en el Betis.
Puede que sea una moda, pero lo cierto es que, en sus diversas variantes, y a tenor del éxito de sus beneficiarios, este sistema está respondiendo con suma fiabilidad a la exigencia del fútbol del presente. Algunos, como punto de partida; y otros, como respuesta ante sus problemas, han convertido este esquema en su manual de cabecera, e incluso algunos como el Valencia (el pasado fin de semana ante el Alavés), el Huesca en los inicios de Francisco, el Real Madrid de Lopetegui, el Atlético de Madrid (ante el Brujas en Champions) y hasta el Barcelona (en el duelo ante el Levante).
Las causas que han invitado a los técnicos de La Liga a apostar por este sistema no son únicas. Por ello, aquí resumimos algunas de las ventajas que le han otorgado tanto protagonismo en esta temporada.
1. Mayor seguridad defensiva
El primer punto es una obviedad, aunque no lo es tanto, ya que no se defiende mejor por tener más defensas, y porque, en muchos de estos sistemas, los laterales destacan más por su carácter ofensivo. Sin embargo, es evidente que la utilización de un central más acaba aportando una mayor seguridad defensiva a todos los equipos, aunque evidentemente la coordinación entre todos ellos es un asunto esencial.
Esto sucede en equipos expertos en el repliegue como el Leganés, que así disponen de un jugador más en el área para repeler las embestidas del rival, pero también asegura mejores prestaciones defensivas en equipos de mayor vocación ofensiva. El Betis es un buen ejemplo de este segundo caso, pues desde que empezó a emplear este método durante el pasado año comenzó a controlar mejor los contragolpes de los rivales. También lo es el Levante, para el que la presencia de Cabaco, Rober Pier y Sergio Postigo supone una garantía defensiva en el constante ida y vuelta que propone Paco López.
2. Su equilibrio táctico
En realidad, los sistemas de juego no son más que formas de ocupar el campo en base a las necesidades de estilo de cada equipo. En la práctica, funciona como una guía que ancla a los jugadores sobre el campo. Después, el partido y cada momento del juego decidirá la relación entre cada pieza del esquema.
Generalmente, más allá de la filosofía, ofensiva o defensiva, los entrenadores persiguen el mayor equilibrio posible entre estas dos facetas del juego. En este sentido, probablemente, junto al 4-4-2, los sistemas de tres centrales son los que favorecen una ocupación de los espacios más sensata, pues les permite jugar tres jugadores de ocupación únicamente defensiva, poblar el centro del campo, tener mucha presencia arriba con hasta dos delanteros y constante llegada por banda, a través de los carrileros, los cuales deben ser determinantes en este sistema.
3. Versatilidad
Si hay algo que marca la diferencia en el fútbol actual es la capacidad de adaptación a las circunstancias, algo que favorece el uso de estos sistemas de naturaleza muy camaleónica. De entrada, dependiendo de la posición que ocupen los carrileros, el sistema muta entre el 5-3-2 o el 3-5-2, lo que puede ser muy útil en diversos momentos del encuentro.
Si repasamos la lista de equipos que emplean este tipo de sistemas en La Liga encontramos equipos de muy diversa índole. Por ejemplo, tanto el Sevilla (3-4-1-2) como el Levante (3-4-2-1) son equipo sumamente verticales, mientras Betis (3-4-2-1) y Girona (3-4-2-1) hacen de la posesión del balón su arma fundamental para desarticular rivales, pese a que los catalanes, todavía influidos por el estilo de Machín, emplean un juego más directo. En estos casos, la presencia de tres centrales son una garantía para cuidar su espalda y para realizar presiones altas.
Por su parte, el Rayo Vallecano, otro equipo de estilo más asociativo, encontró en el 3-4-2-1 la fórmula perfecta para desarrollar su estilo de juego, en el que sus dos laterales, Álex Moreno y Advíncula, pueden ser más determinantes y estar más protegidos. Desde entonces ha logrado dos triunfos consecutivos. Mientras, el Leganés vivió un periodo de dificultades al inicio de La Liga, el cual fue solucionado con un 5-3-2 de carácter más defensivo, perfecto para el repliegue y el contragolpe, aunque también acumula momentos de posesión.
Hablamos, por lo tanto, de sistemas idóneos para la posesión, el repliegue, el contragolpe y la presión, y muy adaptables dentro del mismo encuentro, lo cual resulta un valor diferencial en este fútbol.
4. Facilita la salida de balón
La llegada de Guardiola al Barcelona popularizó la llamada ‘salida lavolpiana’ (conocida así por su creador Ricardo La Volpe, exseleccionador de México, entre otros), aquella en la que el pivote defensivo se incrustaba entre dos centrales muy abiertos, mientras que los laterales adelantaban su posición hasta la línea del mediocampo.
En un fútbol donde las presiones altas están cada vez más extendidas, este sistema perpetúa este método de salida de balón e incluso acaba convirtiendo a los centrales en un elemento básico del juego ofensivo. Lo podemos ver fácilmente en el Betis, donde Mandi y Sidnei acostumbran a llegar hasta el pico del área, quienes acaban propiciando una mayor superioridad numérica de su equipo.
5. Favorece las sorpresas
Como ya hemos dicho, la de los laterales o carrileros son la pieza básica de este sistema de juego. Puesto que son el único elemento externo de la táctica, su aparición acaba siendo una sorpresa que define la jugada en un alto porcentaje. Los números de asistencias, penúltimo pase y goles de jugadores como Jesús Navas, Junior Firpo, Pedro Porro, Toño García o Álex Moreno así lo evidencian.
En este sistema la sorpresa llega por los costados, puede hacerlo por ambos, y hasta por el centro. En los partidos de estos equipos no es difícil ver jugadas que rompen por una banda, acaban rápidamente en la otra, mientras que finalizan con la llegada de los centrocampistas por el medio. Un buen ejemplo es el segundo tanto de Joaquín para el Betis ante el Barcelona.
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Por todas estas características, las defensas de tres centrales son un valor al alza en La Liga. Aunque tiene puntos flacos, como los espacios que se generan entre central y lateral, su aplicación se está convirtiendo en una de las señas de identidad de una competición cada vez más rica.