Falcao Mónaco
Opinión

Agüero, Falcao y la magia del fútbol

El Manchester City y el AS Mónaco han brindado una noche inolvidable a todos los amantes del fútbol. El encuentro, correspondiente a la ida de los octavos de final de la Champions League, se ha saldado con un trepidante 5-3 a favor del cuadro británico. Y mucho han tenido que ver en ese espectáculo tanto el argentino Sergio Agüero como el colombiano Radamel Falcao.

Algunos les dieron por acabados. Las lesiones no se han portado bien ni con el talentoso atacante del City ni con el letal artillero del cuadro monegasco, pero ambos han vuelto a demostrar que cuando el físico les acompaña son capaces de cambiar el signo de un encuentro, como en sus mejores tiempos.

Primero fue Falcao quien aprovechó un magnífico centro tras un error de Caballero para contrarrestar el tanto inicial de Sterling y quien dinamitó la eliminatoria poniendo el 2-3 de vaselina. Por su parte, el Kun se encargó de responder al Mónaco en dos ocasiones, poniendo el 2-2 en el 58′ y el 3-3 en el 71′. Ese gol volvió a cambiar la dinámica del choque e inició la remontada definitiva del equipo entrenado por Pep Guardiola.

Pero la actuación de este partido no ha sido para nada un reflejo del pasado. Tanto Agüero como Falcao están demostrando que siguen siendo jugadores determinantes. Si bien al argentino se le había achacado no aparecer en los partidos importantes, este martes ha respondido con un doblete, mientras que el colombiano está recordando al Falcao del Atlético de Madrid. En lo que llevamos de temporada, ya ha anotado casi los mismos goles que en todas las campañas que ha estado fuera del cuadro colchonero -desde 2013.-

Ambición y goles

El duelo pasará a la historia por ser uno de esos que rinden tributo al balompié; de esos en los que, a menos que seas de uno de los dos clubes implicados,  la diversión se hace dueña de tus sentidos y los 90 minutos se te hacen cortos. Como suele ocurrir cuando se anotan ocho tantos en un mismo partido, los errores estuvieron presentes de uno y otro lado, pero la ambición de ambos conjuntos por perforar la portería rival sin pensar en la vuelta es digna de elogio.

El encuentro fue tan loco que en el tramo final del mismo los papeles se habían intercambiado. Se pasó de un City dominador y un Mónaco asfixiante en la presión y letal al contragolpe a un Mónaco queriendo controlar el balón y un City eléctrico al contragolpe. Paradojas de la vida, los de Guardiola cambiaron el signo de la eliminatoria jugando al contragolpe.

José Antonio Vega.

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