La Copa América 2015 llegó a su fin de la manera más tensa y emocionante posible. La temida tanda de penaltis fue la única manera de romper la igualdad en el marcador de una final que cualquiera de los dos combinados pudo ganar. Al final, el tesoro se quedó en Chile y las lágrimas volvieron a brotar en el rostro de Argentina, una vez más.
Parece que les ha mirado un tuerto. Después de quedarse con la miel en los labios el pasado año en el Mundial de Brasil, la Albiceleste volvió a caer en una final. Esta vez fue ante Chile, la anfitriona, que sumó su primera Copa de América gracias al definitivo tanto de Alexis Sánchez desde los once metros, tras los fallos de Higuaín y de Banega. El jugador del Arsenal selló el triunfo final e hizo posible que su selección hiciera historia -por fin- y levantara su primer gran trofeo.
Sin embargo, el mencionado Alexis no fue el único héroe para su país. Y es que la Roja no tiene uno, tiene 23. Chile es un equipo con todas las letras, y ha sido gestionado como tal por su técnico, Jorge Sampaoli, quien también pasará a la historia.
El actual seleccionador chileno -con pasaporte argentino- planteó un fútbol compacto, asfixiante y veloz, el mismo fútbol que apeó a España del Mundial y que casi hizo lo mismo con Brasil. Ha sido una continuación, una manera de hacer ver a todo un país -y al mundo entero- que nunca hay que rendirse, que si bien las cosas no siempre salen como uno desea, la constancia y el sacrificio aumentarán las posibilidades de éxito en el siguiente intento.
La presión que ejerce este equipo ocasiona constantes pérdidas de balón y obliga a los arqueros rivales a jugarla en largo. Y cuando roban, son veloces y peligrosos. Los Vargas, Vidal o Alexis son puñales que se clavan en las defensas contrarias, y no suelen perdonar tanto como en esta final.
Puede que en determinados momentos hayan cometido excesos de agresividad en su juego, pero no ha sido algo exclusivo de los chilenos en esta edición de la Copa América. Aquí se debe mirar más hacia los encargados de poner justicia en el juego, quienes parecen se excedieron en permisividad ante determinadas acciones.
Chile hace del físico una virtud. Muestra de ello fue la superioridad que mostró durante toda la prórroga, llegando más y mejor que Argentina, que por su parte gozó de una ocasión inmejorable en la prolongación del tiempo reglamentario. Higuaín falló, y volvería hacerlo en la tanda de penaltis. Argentina perdió una copa que no levanta desde 1993, cuando venció a México. Desde entones ha caído dos veces con Brasil y esta última frente a Chile, el país que durante mucho tiempo se sentirá el más orgulloso del mundo.
Por José Antonio Vega.