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Djokovic conquista el US Open y va a la ‘caza’ de Nadal

Dos años después, Novak Djokovic ha vuelto a implantar su hegemonía. Atrás queda la crisis mental y física que le acompañó tras superar hace dos años en París el mayor desafío de su carrera. Ahora, con Marián Vajda de nuevo a su lado, ha recuperado su mejor versión. El serbio ha refrendado en este US Open las sensaciones que le llevaron a ganar Wimbledon hace apenas dos meses.

Sus argumentos son difíciles de rebatir. Un auténtico muro en el fondo de la pista, un revés que desata la envidia en el circuito y un resto que desquició por momentos a Juan Martín del Potro. El argentino, que tan sólo había cedido una manga en las dos semanas previas, sucumbió (6-3, 7-6 y 6-3) y no pudo revalidar la conquista de 2009, en la que hasta la fecha había sido su única final de Gran Slam. Djokovic, con el triunfo en Nueva York, suma catorce Grand Slam, iguala a Pete Sampras y ya mira a Nadal

Djokovic, un muro infranqueable

Sin tregua, sin tanteo alguno, los dos tenistas exhibieron desde el inicio de la contienda un nivel mayúsculo. Del Potro, más sólido gracias a su servicio; siempre seguido por una derecha cuya velocidad frustraba las opciones de Djokovic. El tandilense también recurrió con frecuencia al revés cortado, pero no consiguió que el serbio, con el transcurso del tiempo, marcara su guion.

De revés a revés, esa es la estrategia que primo en el juego del tenista de Belgrado, con el único objetivo de evitar que su rival dominara con el ‘drive’. Le funcionó, pues el tandilense empezó a toparse con la red hasta elevar a once los errores no forzados. Un coste demasiado elevado en un duelo donde la línea que separaba el triunfo de la derrota era muy estrecha. Así, Djokovic encadenó tres juegos para cerrar la primera manga (6-3).

Lejos de relajarse con la ventaja adquirida, el serbio aprovechó la inercia para hacer daño en el arranque del segundo acto (3-1). Y lo hizo con un tenis soberbio, similar al de sus mejores tiempos, a aquellas temporadas donde su dominio era manifiesto. Djokovic se mostró como un auténtico muro, sin apenas fallar, y desesperó por momentos al argentino, que no encontraba la forma de hacerle daño.

Un punto de inflexión

Pero ese idilio con la pista no fue eterno. El argentino pagó su frustración con un mayor riesgo que dio resultado. Restos más largos e intercambios más cortos. Así volvió a equilibrar la balanza (3-3) cuando minutos atrás parecía impensable. Fue precisamente en el ecuador de esa segunda manga cuando más disfrutaron las 24.000 personas que abarrotaron la Arthur Ashe. Los argentinos se hacían notar, el público quería batalla y Djokovic, por momentos, se quejaba del ruido en los momentos delicados.

No le afectó demasiado, ya que el serbio empezó a decantar el partido precisamente cuando más tensa era la situación. Mientras el serbio sacaba adelante un juego de veinte minutos de duración, Del Potro vislumbraba al otro lado de la red la oportunidad perdida. Y no sería la única. El argentino desaprovechó una ventaja inicial en el desempate y Djokovic hizo valer su experiencia para, sin apenas errores, asestar un golpe casi definitivo a Juan Martín, que dejó en el aire demasiadas opciones.

Djokovic conquista su 14º Grand Slam

Levantar dos sets se antojaba complicado para un Del Potro al que no le bastaba con su derecha. Su rostro tampoco invitaba a la ilusión a sus seguidores. En la pista, por momentos, se apagó. Varios errores no forzados que complicaron aún más (3-1) su labor. Quizás por ello desconectó el serbio, que dio vida otra vez (3-3) al tandilense, quien pasó de la decepción a la esperanza con un grito de furia cuyo mensaje recibió Djokovic.

El tenista de Belgrado retomó el guion inicial y esquivó continuamente la derecha de su adversario. Y con el revés Del Potro fue incapaz de sostener el pulso. Con las tres horas superadas el argentino perdió la sintonía con la bola, frustrado ante un Djokovic que se lanzó a por la victoria (6-3). El que fuera número uno del mundo se arrojó al suelo para festejar su tercer US Open, el decimocuarto Gran Slam, los mismos que Pete Sampras. Su próximo objetivo, Nadal (17).

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