La primera noche de Champions League de cuartos de final en 2019 con dos resultados naturales y dos sorpresas mayúsculas. Al FC Barcelona nadie lo tose y Piqué, Messi y Suárez se encargaron de corroborarlo. Poco pudo hacer el Oporto ante el Liverpool, que solventó su trámite con dos goles muy importantes. Sin embargo, la gran sorpresa de la jornada la dio un equipo inglés.
Más allá del tímido empate que logró la Juventus de Cristiano en el feudo del Ajax, destacó la derrota del Manchester City en el flamante estadio de los Spurs. El equipo de Guardiola no pudo atacar con peligro verdadero la meta de Lloris, que lo máximo que hizo fue detener un penalti al Kun Agüero. A expensas de la próxima semana, donde todo se solucionará con la vuelta de las cuatro eliminatorias, el camino hacia la final se ha tornado muy positivo para el Barça de Valverde.
Sin brillo ni espectáculo, el Barça aprendió a sufrir
Como antaño. Casi desde el barro. En Old Trafford, los blaugranas se vistieron de centinelas para evitar que los reds devils perforasen las mallas que defendía Ter Stegen. Y vaya si lo consiguieron. Por medio de un Piqué imperial, comandando la zaga, el Barça logró imponerse al United gracias a un solitario gol en propia puerta de Luke Shaw. Pero lo más impresionante fue cómo el equipo de Valverde cedió ciertas virtudes para centrarse en aferrar un resultado más que positivo.
No fue, sin embargo, solo Piqué el que hizo destacar los aspectos más positivos defensivos del Barcelona. Nelson Semedo, encorsetado en el carril derecho, hizo las delicias de todos sus compañeros al habilitar la zona cercana a su banda para permitir unas transiciones que complicaron la defensa de cinco inglesa. De hecho, fue imprescindible su desempeño para que Messi pudiera liberarse y filtrar el balón entre las líneas del United. Pero lo más fundamental fue la capacidad de sufrimiento que demostró el conjunto español. El equipo de Solskjaer logró imponerse en el césped durante algún tiempo, pero el Barça se hizo muy compacto e imposibilitó la tarea de un Manchester que tendrá que jugarlo todo en la vuelta.
Un estreno europeo de maravilla
El Tottenham Hotspur Stadium estaba a la espera de su estreno en la Champions League. El escenario, además, iba a ser espléndido con la visita del Manchester City de Pep Guardiola. Y, como no podía ser de otra forma, acabó en victoria local. Gracias también a la cátedra de fútbol y de intensidad que firmaron los de Pochettino y el propio míster sobre el césped impoluto.
La lesión de Harry Kane, no obstante, fue la nota negativa del encuentro. Pero no se fueron todas las esperanzas con su abandono obligado. Un futbolista muy diferencial apareció cuando todos menos lo esperaban. La duda del City a la hora de realizar transiciones, tanto ofensivas como defensivas, permitieron a los Spurs sorprender con una acometida accidentada en el área citizen. Heung-Min Son revolucionó la defensa del Manchester para, tras un recorte impredecible, sentar a Ederson. Una victoria que puede valer unas semifinales y un broche brutal a una gran campaña.
Golpe a la moral juventina
No fue una noche fácil tampoco para Cristiano Ronaldo y compañía. Los visitantes llegaron a Ámsterdam para tratar de cerrar con rapidez el paso a las semifinales de la Champions. Sin embargo, un gran planteamiento de los holandeses, anulando a Cancelo, principalmente, permitió a Ziyech, Tadic y Neres lograr unas tablas que bien podrían valer la segunda sorpresa mayúscula en holandés del campeonato.
El Liverpool, por su parte, no se complicó y venció con relativa facilidad a un Oporto con poca puntería. Mané, Firmino y Salah volvieron a hacer de las suyas y los dos goles de los ingleses anularon a un conjunto luso que no anduvo fino en defensa. Ni Casillas pudo hacer por evitar algo que se les pone muy cuesta arriba y que tendrán que luchar con garras y dientes en el encuentro de vuelta.