Opinión

El derecho a la inmortalidad de la selección española femenina de baloncesto

Algunas hazañas deportivas envejecen, dejan de aparecer en el lenguaje escrito, piedra sobre la que la crónica periodística pretende transmitir, informar y dejar constancia física, como forma de esculpir la leyenda, la eternidad. Otras no vuelven a oírse en el lenguaje hablado, que es la memoria generacional, la biblioteca más valiosa de la humanidad, caen en el olvido.

En cambio existe un reducido número de ellas que adquieren el poder de la inmortalidad y el caso de la selección española femenina de baloncesto constituye, sin duda, uno de estos enormes ejemplos como crónica grabada en la piedra que fue el primer papiro de la humanidad, el de los primeros cronistas y la memoria hablada que es la voz de la eternidad.
La idea de dejar de existir resulta abominable y terriblemente penosa para todo equipo de leyenda y podría serlo en algún momento con estas inigualables campeonas. Pero muy por encima de un tiempo futuro en el que su presencia física no sea un hecho, permanecerá inalterable el inmenso periodo de tiempo del reinado en el que brillaron.

Dicha cualidad queda únicamente al alcance de escasísimos humanos, deportistas, elegidos/as, pues todo ser humano trata con todas sus fuerzas de perdurar largo tiempo, indefinidamente, eternamente. Y estas chicas han dejado una impronta que perdurará en el tiempo

Equipo de leyenda

Dicen que los seres humanos se componen de un cuerpo mortal y un alma inmortal y España, este grupo de jugadoras poseen ese alma de los equipos de leyenda. Han sobrepasado todos los límites de la inmaterialidad, mientras el tiempo devore las carreras de cada una de ellas, su físico, el alma de sus gestas subsistirá.

Prácticamente desde el Eurobasket de Francia de 2001 el baloncesto femenino español no ha hecho otra cosa que proporcionar alegrías a nuestro deporte. El baloncesto es el deporte femenino con más licencias a nivel nacional pero la cantidad no siempre se corresponde proporcionalmente con la calidad. En este caso sí, pues hay madera, existe un vivero y una tradición que unida al buen trabajo de los técnicos – formadores/as tanto del deporte base y amateur como el profesional- y la adecuada organización de la FEB, cierran la ecuación del éxito.

Derecho a la inmortalidad

El baloncesto femenino español ha sido, y es, un ejemplo de presente y futuro.  omo dice el seleccionador Lucas Mondelo nadie les va echar de esa pista -que cerrarán-, siempre les quedará una última canción por bailar. Concretamente este grupo generacional constituye esa canción que no deja de sonar en los podios internacionales, pues van siete metales: Eurobasket 2013 (oro), Mundial 2014 (plata), Eurobasket 2015 (bronce), Juegos Olímpicos de Río 2016 (plata), Eurobasket 2017 (oro), Mundial 2018 (bronce) y Eurobasket 2019 (oro).

En este Eurobasket de Serbia dando un ejemplo de Resistencia, de aquella canción de Ska-p a la que se han aferrado, sobreponiéndose al contratiempo sufrido por sus dos mejores jugadoras, Alba Torrens y Sancho Lyttel, incluso a lesiones en el transcurso del torneo. Por ello, por salir del infierno serbio de Belgrado bailando hasta el final, por ser un grupo en el que brillan todas, pues su inmortalidad ha quedado forjada precisamente en ello, en el grupo, un solo alma que baila en la pista. De hecho bailar por el décimo podio en un Eurobasket, y la novena medalla internacional en once años no ha hecho otra cosa que otorgarles un derecho propio; ganado y forjado a fuego: el de la crónica grabada en la piedra y la voz grabada en la memoria hablada, el de la eternidad, la inmortalidad.

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