Análisis

El engranaje perfecto del Borussia Dortmund

El Atlético de Simeone está listo para una nueva cita de Champions. Los colchoneros visitan este miércoles a uno de los colosos actuales del continente, el omnipresente Borussia Dortmund.

Líder de la Bundesliga, es uno de los equipos más duros de Europa, aunque no siempre ha sido así. La salida de Jürgen Klopp, en 2015, dejó a los aficionados negriamarillos sumidos en la más desoladora tristeza. Llegó, para sustituir a uno de sus entrenadores más gloriosos, un Thomas Tuchel que no continuó de mala manera la herencia del alemán, logrando dos subcampeonatos -uno de Liga y otro de copa- y el triunfo de la Pokal. Pero, por culpa de unas discrepancias entre él y sus dirigentes, fue cruelmente despedido, ahondando aún más en el cambio de era que tendría lugar más adelante. Ni Bosz ni Stöger consiguieron aupar al Dortmund, que vio cómo se diluía la esencia de sus anteriores campañas.

Fueron experimentos que no dejaron a los seguidores del Borussia con buen sabor de boca. No obstante, proveniente de Francia, llegó la bocanada de aire fresco que tan necesaria era en la ciudad alemana. El desembarco de Lucien Favre en el banquillo borussier ha permitido soñar a sus aficionados, viendo cómo su equipo es líder en solitario de la liga y de su grupo en la Champions.

Ambos lideratos se deben a los buenos números que han cosechado gracias a una táctica bien estructurada y definida. Sin ir más lejos, aún no ha perdido tras haber disputado 11 partidos oficiales. En los torneos domésticos, puede presumir de ser el tercer equipo europeo con mejor diferencia de goles (+19), tras el París Saint-Germain (+31) y el Manchester City (+23).

Por otro lado, en Champions League es colíder junto con su próximo rival europeo, el Atlético de Madrid, tras haber ganado los dos encuentros disputados, ante el Mónaco y ante el Brujas, con una diferencia de goles total de +4. Debutó en la DFB-Pokal consiguiendo la victoria ante el Greuther Fülth por 2-1, en la primera ronda del torneo.

Asimismo, es reseñable sus capacidades defensivas y ofensivas. Con solo 9 goles encajados, ostenta una media de 0,82 goles recibidos por partido, lo que le sitúa como una de las mejores defensas del Viejo continente; sus 33 goles a favor les permite colocarse como un ataque muy temido por todos. Su media anotadora es de 3 goles por partido. 

La base de Favre en pos del gol

Si bien es cierto que el aspecto defensivo, con tan pocos goles encajados, es lo que más debe destacar en un equipo como el Borussia Dortmund, la clave del fútbol que practican los alemanes se basa en el magnífico potencial ofensivo del que gozan. Liderados por un Marco Reus en plenas facultades, la zona de ataque con la que cuenta Favre es una de las mejores posibles. El propio Reus, reconvertido a mediapunta, es capaz de echarse el equipo a la espalda con suma facilidad, gracias a los compañeros que orbitan a su lado.

Es vital jugar con extremos, donde aparecen Pulisic, el joven Jadon Sancho, Wolf y hasta Larsen, dando profundidad y una velocidad alocada al juego directo de Lucien Favre. No obstante, la constante fluidez del esférico en el último tercio se ve mucho más favorecida con los delanteros que juegan en la punta de la lanza. Philipp y Alcácer se están haciendo de oro por medio de las asistencias provenientes de las bandas ofensivas, así como de los pases filtrados del mediapunta rubio Reus.

Los dos nueves son la auténtica sensación del fútbol germano en esta temporada. Sus movimientos facilitan las internadas constantes de sus compañeros y la fluidez del cuero en torno al área rival, así como las subidas equilibradas de los jugadores más atrasados en el terreno de juego. A su vez, su instinto goleador innato y su eficiente capacidad de remate provocan que el Dortmund sea una auténtica perforadora de mallas.

El Atlético de Madrid tiene un complicado reto por delante. Se enfrenta a uno de los equipos más en forma del momento, capaz de hacer frente, con las estadísticas en la mano, a los Manchester City, PSG e, incluso, FC Barcelona. Los pupilos de Favre se saben la lección de cabo a rabo y serán un auténtico dolor de cabeza para los catedráticos más expertos.

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