En ocasiones es increíble lo mucho que pueden llegar a cambiar algunos equipos en un tiempo breve. El Liverpool es uno de esos equipos que hace menos de dos años vivía una realidad muy diferente de la actual. El conjunto Red comenzaba su cuarta temporada con Brendan Rodgers en el banquillo e invirtió grandes sumas de dinero en reforzarse. Sin embargo, tras un arranque irregular en la Premier, Rodgers fue destituido con apenas ocho jornadas disputadas.

El equipo atravesaba una mala racha asentado en la zona media de la tabla. Y entonces llegó Jürgen Klopp, un técnico con mucha experiencia en la Bundesliga pero que debutaba como entrenador en Inglaterra. Con el paso de las jornadas el equipo recuperó su identidad y la afición volvió a creer en ellos. Comenzó a disputar mejores encuentros, aunque en la Premier League el equipo se tuvo que conformar con el octavo puesto.

Klopp centró los esfuerzos entonces en llegar lo más lejos posible en la Europa League. Y tras vencer al Augsburg, Manchester United, Borussia Dortmund y Villarreal se plantó en la final. Allí no pudo hacer frente a un Sevilla imparable que se acabó alzando con el título, pero a partir de esa final se produjo un punto de inflexión en el equipo. Acababa de recuperar el espíritu vencedor.

Espíritu competitivo

Dos años después, el conjunto red vuelve a pensar en grande. Y lo hace con un juego que enamora y una identidad que hacía poco tiempo parecía haber perdido. Ha tenido que amoldarse a contratiempos como la salida de Coutinho, su máxima estrella, y ha conseguido que apenas se notase su falta.

Pero el éxito que atraviesa recientemente el Liverpool no solo se debe a la figura de Klopp, sino a la intervención de futbolistas de la talla de Firmino, Salah y Mané. Futbolistas con profundidad y capacidad de revolucionar los partidos cuando es necesario. El equipo todavía tiene margen de mejora, sobre todo defensivamente, pero ha sentado las bases para volver a ser un equipo de referencia a escala internacional dentro de unos años.

Hoy en día la afición de Anfield tiene motivos para creer en su equipo. El conjunto entrenado por Jürgen Klopp ha terminado la temporada cuarto y ha supuesto la confirmación de Salah como delantero goleador.

Eso por no hablar de su regreso a la élite del fútbol internacional, que no ha podido ser más positiva. En su regreso a la Liga de Campeones, el Liverpool ha conseguido plantarse en la final. Y no lo ha tenido nada fácil, pues por el camino ha tenido que eliminar a algunos de los equipos más poderosos en Europa, como el Manchester City. El equipo de Klopp está a un paso de alcanzar la gloria más absoluta, aunque para ello deberá vencer a un Real Madrid que quiere sumar su tercera Champions consecutiva. No lo tendrán fácil, pero parafraseando el himno del Liverpool “nunca caminarán solos”.