Portugal, campeona de la Nations League.
Análisis

El engranaje de Fernando Santos para ganar la Nations League

La primera Nations League de la historia ha llegado a su fin. La selección de Fernando Santos derrotó por la mínima a una Holanda que no pudo hacer nada ante los lusos, ya que Portugal supo aprovechar todas sus virtudes y exponerlas al máximo nivel para imprimir un nivel de competición excelso. La nueva Portugal es ya la campeona de este torneo, tras demostrar sus cualidades y un fútbol muy adaptativo. Esto le ha servido para hacer evolucionar su forma de jugar y llegar al punto más perfecto que Santos ha logrado con su combinado: eliminando todo rastro cruyffista y dejando atrás a la generación del poderoso de Jong.

Todo empezó con la intención más que evidente por partes de Fernando Santos de frenar el fútbol del joven talentoso mediocentro holandés. Y ahí está una de las claves de la victoria portuguesa. Gracias, casi en su mayoría, a William Carvalho. El interior bético saltó al césped con una premisa más que asimilada: asfixiar a Frenkie de Jong y anular todo ápice de construcción que pudiese salir de sus botas. Así lo hizo Carvalho, ejecutando una presión constante y apegada al holandés, para evitar que el juego posicional y de posesión de los pupilos de Ronald Koeman se sobrepusiera al bloque luso.

Fue esa una decisión magnífica por parte de Santos. Permitió a Portugal practicar un fútbol con convencimiento y organización, comandado por un Cristiano Ronaldo siempre protagonista. Aunque, esta vez, no lo fue por sus goles, sino por su capacidad de reacción y su ayuda colectiva. Fue el segundo nombre de la noche, porque hizo girar a sus compañeros cuando la situación lo requería, ayudando a encontrar el momento perfecto para asestar golpes por según qué lado. Ni siquiera la pareja espectacular de centrales formada por van Dijk y de Ligt pudo frenar a un hombre como Ronaldo, que sacrificó, en parte, su producción goleadora para aumentar el foco ofensivo del resto de sus compañeros.

Un trabajo denso y combinativo entre once jugadores

Pero no estaba solo. Y es que otro de los protagonistas, el cual refrendó el paso final de la evolución del fútbol luso, fue Bernardo Silva. El extremo del Manchester City supo hilar con finura sus movimientos para descolocar el bloque defensivo holandés. Dosificando meticulosamente sus esfuerzos, Silva acondicionó su capacidad futbolística para jugar de fuera a dentro o viceversa según el momento del encuentro y fue algo que desquició a Blind y van Dijk. Las ayudas tenían que sucederse, porque los movimientos de Bernardo eran tan impredecibles que aportaban una profundidad y una llegada muy certera a todos sus compañeros. Algo que, sumado al anclaje que practicó Cristiano, aportó muchas variantes de ataque a la selección de Portugal.

De hecho, el trabajo de Bruno Fernandes detrás de la delantera fue clave. Ayudó así a un William obcecado con de Jong, permitiendo fluir la ofensiva lusa con una frescura y un dinamismo vital para el tridente atacante. Su perfil es importante para las transiciones portuguesas, algo de lo que se benefició en sumo grado el mayor protagonista de la noche. Porque, en el minuto 60, todo lo analizado hasta ahora se concentró en una jugada imprescindible para el destino de la Nations League.

La velocidad en los ataques de Portugal estaba siendo la nota dominante de la fase ofensiva lusa. Por medio de una combinación ya en el área con un omnipresente Bernardo Silva, Gonçalo Guedes fusiló a Rui Patricio con una violencia y una potencia ensordecedoras. Así, subió al marcador el único tanto de la noche. Una maravilla de gol que fue la mejor carta de una baraja de Fernando Santos muy bien construida. Así llegó el final de la primera Liga de Naciones de la historia. Con una victoria bien merecida de Portugal que sentó las bases del futuro balompédico luso. Un equipo de esfuerzo, juego en equipo y verticalidad que será llamativo en los años venideros. Un fútbol de categoría.

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