Gary Lineker dijo una vez que “el fútbol es un juego simple: 22 jugadores corren detrás de un balón y, al final, los alemanes siempre ganan”. En fútbol femenino no es Alemania, pero se podría decir que sucede prácticamente lo mismo: Estados Unidos siempre gana.

La selección norteamericana ha vuelto a alzarse con el cetro mundialista tras vencer por dos tantos a cero en la final a Holanda. Un tanto de Megan Rapinoe desde los once metros y otro de Lavelle permitieron a la selección de ‘las barras y las estrellas’ proclamarse tetracampeonas del mundo. Las vigentes campeonas llegaron a la final defendiendo su trono como favoritas.

Holanda por su parte, celebraba un encuentro histórico tras llegar a una final en su segunda participación Mundial de Fútbol Femenino. Y aunque tenía un partido a priori complicado, demostró su valía como campeona de Europa e hizo sufrir a las tricampeonas del mundo.

Van Veenendal salvó a Holanda

En los primeros minutos se vio a una selección holandesa sin complejos, plantando cara a toda una campeona del mundo. La selección norteamericana trató de imponer su ritmo, su juego y su efectividad con balones largos. Mientras, Holanda cedió la posesión y, gracias a la actuación de su guardameta, resistió en su área los ataques de su rival.

Así, Estados Unidos que siempre en este mundial había logrado marcar antes del cuarto de hora, se vio con el empate a cero conforme corría el reloj. La selección holandesa había conseguido neutralizar la ofensiva inicial y buscaba balones en el medio campo con los que sorprender a las estadounidenses.

Con el empate en el electrónico y el tiempo en contra, empezaron a abrirse escenarios de duda para Estados Unidos. La selección entrenada por Jill Ellis salió a la ofensiva en busca de un gol que le pusiera por delante. Sin embargo, unas veces la guardameta; otras la zaga holandesa, frustraban todos los ataques de las norteamericanas para dejar a cero el marcador.

Cada saque de esquina, cada ocasión a balón parado era un verdadero peligro para la selección de los Países Bajos. Van Veenendal evitó de puños la primera ocasión de verdadero peligro a favor de Estados Unidos. Pocos minutos después, un envío de Megan Rapinoe por la banda izquierda fue rechazado por la muralla defensiva holandesa. Lo intentó en un par de ocasiones más, aunque la guardameta rival intervino primero con la mano y luego con los pies para terminar el primer tiempo con empate en el electrónico.

Un gol que cambia todo

El guion se mantuvo en el inicio del segundo tiempo. Estados Unidos jugaba con balón, mientras que Holanda permanecía replegada buscando un contragolpe con el que poner la balanza a su favor.  A la hora de juego el encuentro cambió de signo. El VAR chequeó un golpe de Van der Gragt a Alex Morgan dentro del área. La colegiada indicó penalti tras consultar el monitor y Rapinoe no falló para anotar su sexto gol en este mundial.

El tanto cayó como un jarro de agua fría para una selección holandesa que tan solo siete minutos más tarde vio como llegaba el segundo. Lavelle cazó la pelota en el centro del campo, la condujo hasta el área rival y encontró el espacio para superar la estirada de la guardameta holandesa. A Estados Unidos le costó adelantarse, pero en siete minutos había dado un paso casi definitivo por el título.

Heath pudo haber anotado el tercero de no ser porque Spitse lo evitó. El encuentro estaba completamente roto. Si marcarle un gol a Estados Unidos es complicado, anotar dos era una cuestión casi imposible para el combinado holandés. Estados Unidos, con el título prácticamente en el bolsillo rebajó el ritmo. Siguió disputando ocasiones de peligro, aunque dejó pasar los minutos hasta proclamarse por cuarta vez campeón del mundo. Estados Unidos sigue reinando en el mundo, al menos cuatro años más.

FICHA TÉCNICA: