Hace unos días Toyota confirmó oficialmente que Fernando Alonso correrá el Dakar 2020. El piloto asturiano se someterá a distintos tests y pruebas para comenzar la adaptación de circuitos a raids, con Marc Coma de copiloto. La primera gran prueba será el Raid Harrismith 400 en Sudáfrica, aunque de manera no competitiva. Por este motivo en Olympo Deportivo hemos decidido repasar a algunos pilotos ajenos al mundo de los raids que han decidido dar el valiente salto a la famosa prueba, ya fuese en su encarnación original africana o su aproximación sudamericana moderna.
Jacky Ickx
Posiblemente el ejemplo más mediático de piloto multidisciplinar triunfador y un campeón sin corona en la F1 (dícese de aquellos pilotos que para el público aficionado debieron ganar un título que jamás obtuvieron, como Stirling Moss). Ickx es uno de los pocos pilotos que puede presumir de haber ganado en Le Mans mientras era piloto en activo de la F1. Sólo que a diferencia de Alonso o Hulkenberg, poseedores de dicho hito en tiempos modernos, Ickx lo hizo en cuatro ocasiones, tres de ellas consecutivas (1969, 1975, 1976 y 1977) y por si fuera poco, otras dos tras su retirada de la F1 en 1979 (1981 y 1982). Por ello no fue extraño que un culo inquieto como él decidiese atreverse con una aventura suicida como era el Dakar primigenio.
Tan sólo un año después de su último título de Le Mans con Porsche, triunfó en la prueba africana a bordo de un Mercedes Clase G. No pudo, sin embargo, continuar su triunfal racha en Le Mans, ya que dicho año tuvo de compañero a un joven tiburón alemán llamado Stefan Bellof.
Aunque no volvió a lo más alto del podio, volvió a hacer de embajador de Porsche y su 959 los tres años siguientes, logrando un segundo puesto en 1986. Tres años más tarde el francés se vería envuelto en las polémicas órdenes de equipo de Jean Todt, por entonces jefe de Peugeot, que para no arriesgar un doblete y viendo que la diferencia por la batalla entre Ickx y Vatanen era ínfima, decidió con una moneda quién debía ganar el Dakar y quién guardar la ropa y proteger al jefe de filas.
Clay Regazzoni
La historia de Regazzoni no es de las más agradables del mundo del automovilismo. Lo suficiente como para representar un ejemplo de superación, pero sin los suficientes brillos como para protagonizar una película de Hollywood. Piloto de Ferrari durante seis años, a la sombra de Lauda salvo el primer año, donde quedó segundo tras Fittipaldi, llegó a lograr cinco victorias en la categoría reina.
Para su desgracia, Regazzoni acabaría siendo recordado por los motivos equivocados. En el GP de Long Beach de 1980 un accidente lo dejó paralítico de cintura para abajo. Su carrera en la categoría había acabado, pero el italiano no se rindió. Durante su proceso de rehabilitación se convirtió en un activista por los derechos de los minusválidos y peleó por volver a ganar una licencia competitiva.
Regazzoni adaptó sus vehículos de competición, siendo uno de los primeros en hacerlo, participando en pruebas de resistencia, jornadas de test y por supuesto el Dakar, con la friolera de 14 participaciones, siendo la última en 2005, un año antes de su muerte en un accidente de tráfico. Por si no fuera lo suficientemente meritorio, competía en la categoría de camiones. Jamás logró acabar en ninguna de ellas, pero tras el largo camino recorrido hasta la fecha, eso era lo de menos.
Henri Pescarolo
Quizás su faceta más conocida no sea la de piloto de F1, donde no hizo grandes actuaciones, destacando un solitario podio en 1970, sino la de veterano de Le Mans, participando casi ininterrumpidamente desde 1966 hasta 1999 y con cinco victorias durante todo ese tiempo. Algo que desembocó en la creación de su propio equipo, Pescarolo Sport, inconfundible durante sus primeros años por sus vinilos verde chillón y la publicidad de Playstation. Pero este piloto reconvertido a empresario fue el primer ex-F1 en probar suerte en Le Mans. Algo inusual entonces y ahora, por la abismal diferencia de categorías.
24 participaciones se reflejan en su palmares, siendo la mejor un noveno puesto en el año 2000 con un Nissan privado. Nada mal teniendo en cuenta que compaginaba estas excursiones africanas con una preparación exhaustiva para Le Mans cada año.
Colin McRae
El primer gran hombre mediático del Mundial de Rallies, con un traspaso multimillonario de Subaru, la casa donde ganó su único título mundial y ayudó en tresde contructores, a Ford a finales de 1998. Quién más y quién menos ha jugado alguna vez a la saga de videojuegos que lleva su nombre, que además sirvió para sentar cátedra en esto de recrear en una pantallita tramos embarrados. Aunque los aficionados le tienen más cariño por llevar a la práctica el «pedal to the metal», es decir: Ir a fondo en cualquier circunstancia, ya sea jugándote el título o entrar en los puntos. Las recompensas: Unas victorias espectaculares. Los castigos: accidentes que hoy día serían de lo más visto en Youtube.
Tras quedarse sin sitio en Citroën al acabar la temporada 2003, el escocés decidiría probar diversas disciplinas. Una de ellas el Dakar, y nada menos que con el equipo oficial de Nissan. Sin embargo en ninguna de las ediciones que participó (2004 y 2005) logró un buen resultado. Los problemas de juventud del Nissan V8, decidido a acabar con el reinado de Mitsubishi, no permitieron que avanzase más allá del vigésimo puesto en 2004. Irónicamente antes de su muerte en helicóptero en 2007 estaba preparando su propio vehículo para competir en rallies y raids, un sueño póstumo que cumpliría su hermano Alister en 2012.
Sébastien Loeb
Pocos calificativos hacen justicia al genio de los rallies. No sólo por su apabullante registro de cifras ganadoras (nueve mundiales consecutivos, 79 victorias en 177 pruebas…) sino por su manera de conducir, completamente revolucionaria para los rallies de su época, más cortos y rápidos que los de antaño y anticiparía el dominio de la escuela francesa en la disciplina desde principios de siglo hasta ahora (aunque la escuela nórdica poco a poco está resurgiendo, pero eso es otra historia).
En 2012, tras haber demostrado todo lo que podía y más, decidiría alejarse (parcialmente) del campeonato que le dio a conocer al mundo. Ello le llevaría a probar diversas competiciones para alargar su leyenda: La subida a Pikes Peak en 2013 con record incluido, WTCC, Rallycross, por no hablar del par de participaciones en las 24 Horas de Le Mans en la máxima categoría mientras competía en el WRC. Una de ellas, además, con una segunda posición.
En cuanto al campeonato que nos interesa, Loeb ha sido un asiduo desde 2016, hasta tal punto que cuando Peugeot se retiró de manera oficial del campeonato en 2018, Seb decidió comprar uno de los vehículos y correr por su cuenta. Nunca ha logrado la victoria en las cuatro participaciones que lleva a sus espaldas, debido a problemas de diversa índole. Sin embargo su tenacidad e insistencia han provocado que en 2017 y 2019 acabase en el podio (2º y 3º respectivamente).
Robby Gordon
Nacido en Los Ángeles en 1969, Robby representa uno de los perfiles de piloto que tanto gustan en su país de origen: Polémico, temerario, con incontinencia verbal, pero con el grado suficiente de calidad de pilotaje como para que no lo hayan echado a patadas de todos los campeonatos en los que ha participado: NASCAR, Baja 1000, Daytona 500, Champ Car, Indy Car… y por supuesto Dakar.
A pesar de jugar siempre al límite del reglamento (que en EEUU ya es mucho decir), ha demostrado ser un versátil buscavidas, capaz de ganar en escenarios tan distintos como un óvalo y el desierto de baja California. Con una experiencia sobrada en el offroad norteamericano, comenzó a ser un asiduo del Dakar en 2005, donde ha seguido de manera intermitente. Aunque su fama comenzaría con la encarnación sudamericana de la prueba, donde quedó tercero con su inconfundible Hummer naranja chillón. Pero a partir de ahí sus resultados bajaron… Pero no las noticias extradeportivas.
En 2012 fue descalificado por un sistema de inflado ilegal en su vehículo cuando marchaba segundo. Cuando los comisarios le recriminaron sobre este sistema, respondió que si había algún problema, quitaba el sistema y aún así seguiría ganando etapas. El angelino pudo seguir corriendo mientras apelaba la decisión (apelación que no salió adelante), ganando el siguiente tramo por más de quince minutos sobre el segundo clasificado. Más allá de eso, durante sus participaciones ha llegado a poner en peligro la vida propia y la ajena por maniobras arriesgadas e innecesarias, ha insultado a otros pilotos mediante pegatinas ofensivas, ha despreciado a la propia organización de la prueba…
Eliseo Salazar
Incluso los pilotos nombrados en esta lista lo tienen difícil para igualar al chileno en cuanto a CV competitivo. A pesar de provenir de un país que no tiene tanta tradición automovilística como pueden ser Brasil y Argentina, Salazar es el único piloto de la historia en obtener el Record Guiness por haber participado a lo largo de su carrera al menos en una ocasión en las 500 Millas de Indianápolis, el GP de Mónaco (durante su trayectoria en la F1), las 24 Horas de Le Mans, el Dakar y el Mundial de Rallies. Por no hablar de su participación en otras categorías como la desaparecida IMSA o la Indy Car.
Tras años de trotamundos entre Europa y Estados Unidos, no fue hasta la reubicación del Dakar en Sudamérica en 2009 cuando el chileno tomó la salida de la prueba sudamericana. Lo hizo además con el prototipo que diseñó Colin McRae. A pesar de no quedar en una posición destacable, añadió una competición más a su lista. Aunque volvería dos años después con un Hummer del equipo de Gordon, aunque esta vez no acabaría la carrera.
Carlos Sainz
Nada se puede decir del madrileño que no se haya dicho ya. Nunca falta en las listas de «Mejores pilotos de la historia del WRC». Muchos de sus excompañeros lo consideran el mejor probador de vehículos que han conocido. No en vano cualquiera de sus monturas a lo largo del mundial ha mostrado ser más competitiva tras pasar por sus manos. Incluso contribuyó al desarrollo del Volkswagen Polo WRC, el coche que dominó en el campeonato con mano de hierro desde 2013 a 2016 (hasta la cancelación del programa deportivo de la marca por el Dieselgate).
La llegada de Sainz a la prueba fue por todo lo alto, tras un 2005 de negociaciones, el equipo Volkswagen requirió sus servicios para vencer a los todopoderosos Mitsubishi Pajero. Su debut fue en 2006 a bordo de un Touareg oficial, pero la adaptación fue de todo menos sencilla. Tuvo que cambiar a marchas forzadas la mentalidad de piloto de rallies, donde la velocidad tiene casi tanto peso como la regularidad, a la de raids, donde las larguísimas etapas llenas de trampas obligan a pensar primero en saber leer el terreno y no perder fuelle.
Por ello, en sus primeras ediciones pagaba la novatada, con un ritmo rapidísimo que le permitía ponerse líder pero que acababa abruptamente por problemas mecánicos. No sería hasta 2010 cuando añadiría el famoso trofeo del nómada a su colección. La única condición del madrileño para seguir compitiendo año tras año es la de tener una montura competitiva. Si bien eso le ha causado desencuentros con algún que otro proyecto e incluso ausentarse de la prueba en 2012, el tiempo acabó dándole la razón a su filosofía de trabajo, con un incontestable triunfo en 2018, tras varias ediciones con diversos abandonos.
Cada año Carlos afirma que siempre se plantea su retirada y sin embargo con casi 60 años sigue subiéndose a algún vehículo.