Se define como un enfermo del fútbol. El técnico nacido en Utrera (Sevilla) lleva más de tres décadas en los banquillos del fútbol español, y nunca ha dejado de predicar con su ejemplo de trabajo, sacrificio y pasión. Tras su último periplo en Granada, donde no pudo acabar la temporada, afirma haber vivido con tranquilidad estos meses fuera de los banquillos.
Con la sencillez que le caracteriza, Joaquín Caparrós atiende la llamada de Olympo Deportivo Magazine, para compartir su punto de vista sobre algunos temas que rodean al balompié nacional.
Pregunta. Después de más de 30 años sin apenas un descanso en los banquillos, ¿cómo ha vivido estos últimos meses desde fuera?
Respuesta. Es muy distinto cuando no estás en la dinámica diaria, en la tensión previa y posterior al partido, pero lo vivo con mucha tranquilidad. Ves mucho fútbol y tienes más tiempo para analizarlo todo.
P. ¿Añoraba vivir en Sevilla?
R. Qué duda cabe de que en el ámbito deportivo la de entrenador es una de las profesiones más duras. Lo que se ve es la cara más visible del técnico, la de su trabajo; pero en lo personal te ves obligado a estar lejos de tu familia, de tus amigos, de tu tierra…es una profesión donde rara vez tienes una estabilidad en un misma ciudad, y eso condiciona muchos aspectos.
No es mi caso, pero hay muchos compañeros que tienen chicos en edades complicadas, y tienen que estar pendientes de las fechas de matriculación en las escuelas, etc.
P. ¿Tiene algo a la vista?
R. Bueno, ahora estamos tranquilos. Sí que han llegado un par de propuestas, que estamos analizando y valorando con calma, pero sí hay que esperar unos meses no pasa nada. Queremos un proyecto que realmente nos llene.
P. Al final se salvó el Granada…
R. Claro que sí, una alegría inmensa.
P. ¿Siente que no se tuvo la suficiente paciencia con usted?
R. (Breve silencio) no, para nada. Nosotros pusimos todo nuestro trabajo, toda nuestra pasión y toda nuestra experiencia, y estamos satisfechos con nuestro trabajo. Pero los resultados no llegaban y el grupo necesitaba ganar partidos. Nosotros éramos conscientes de eso, creo que todos los entrenadores lo somos. Son situaciones muy complicadas, y por eso hay que ser muy fuerte mentalmente para evolucionar y no perder la pasión.
P. En cambio, estamos observando últimamente más estabilidad y confianza en determinados banquillos españoles, como pueden ser los casos de Simeone, Emery o Escribá. ¿Algo está cambiando o simplemente ha sucedido porque la pelotita ha entrado?
R. Lo primero es la pelota, que entra. Luego entra en juego la situación económica. Los clubes ahora analizan mucho mejor las incorporaciones tanto de jugadores como de técnicos. Como consecuencia es cierto que ahora las decisiones no son tan precipitadas, pero si la pelota no entra no hay remedio alguno; tienes que coger la maleta e irte.
En el fútbol, el tiempo es fundamental. Un partido más o un partido menos sin tomar una decisión puede ser trascendental, tanto para bien como para mal.