Newcombe, leyendas de Wimbledon
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Newcombe, el bigote que conquistó Wimbledon

El lanzamiento del octavo álbum de estudio por parte del inolvidable grupo musical The Beatles, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, en 1967, supuso un cambio radical en la imagen de sus miembros. Se dejaron crecer las patillas y el bigote, lo que influyó fuertemente en la cultura hippie. A partir de ahí los bigotes recobrarían vida en todos los lugares del planeta.

No es precisamente el mundo del tenis una esfera donde los bigotes destaquen por su abundancia, todo lo contrario. A finales de los 60 aparece en escena un joven australiano, de complexión atlética y con una diestra muy prometedora, que deslumbraría al público inglés y cuyo posterior y carismático bigote se convertiría en todo un símbolo para los amantes de este deporte.

John David Newcombe, más conocido como «Newk», está considerado como uno de los mejores tenistas de la historia, y uno de los deportistas más importantes de Australia. Ya en 1963 se convirtió con tan solo 19 años en uno de los representantes más jóvenes de su país en ser convocado para disputar la Copa Davis. Su carácter competitivo y su innata potencia le convertían en una de las últimas joyas de aquella irrepetible hornada de tenistas que tantas tardes de gloria dieron al país oceánico.

Su palmarés así lo confirma: 32 títulos como single y 41 en dobles. Aquella diestra prometedora se transformó en una de las más prodigiosas de la historia del tenis. El público de Wimbledon, lugar donde más veces ganó, siempre esperaba con clamor que les regalase alguno de sus incontestables aces, esos que machacaban la moral del rival.

Roche y Newcombe
Newcombe, junto a Roche.

No todos entran en el prestigioso Salón de la Fama del Tenis. El de Sidney lo hizo, junto a Tony Roche, con quien formó pareja de dobles durante años. Juntos marcaron un antes y un después en este deporte. Lograron 12 títulos de Grand Slams, un registro aún imbatido. Fue precisamente en Wimbledon donde más veces alzaron los puños –cinco-. Pero lejos de conformarse con eso, el carismático Newk formó con más parejas, hasta sumar cinco títulos más en los grandes torneos.

Cuatro Grand Slams completan su palmarés

Como single, logró su primer Wimbledon en 1967. Aún no había ranking formal en aquella época, pero todos los expertos le colgaron la medalla de número 1 del mundo entre los jugadores amateurs.

En el 70, y tras perder un año antes en la final ante un Rod Laver que hizo el póquer, se desquitó ante su compatriota Ken Rosewall, en 5 sets. Entraba así en el selecto club de los tenistas que habían ganado un torneo mayor antes y después de la Era Open, momento en el que se profesionalizó el tenis.

Un año más tarde, en 1971, lograría su tercer y último Wimbledon como single, segundo consecutivo. Newcombe reafirmaba su liderato en el ranking ATP por segundo año consecutivo, ahora de forma oficial. En 1972 y en 1973 no estuvo presente en Londres debido a un conflicto entre la Federación Internacional de Tenis (ITF) y la World Championship Tennis (WCT), de la que él formaba parte.

El verde de Londres ya no vería más aquel bigote besar su trofeo fetiche en la categoría individual. Sería en Australia, su país, donde volvió a acaparar todas las portadas de las cabeceras, tras vencer sorprendentemente a Jimmy Connors en la final del Open de Australia de 1975.

Su bigote fue tan famoso que se llegó a afirmar que fue asegurado por un valor de 13 millones de dólares, algo que el propio John se encargó de desmentir. Sea como fuere, cada vez que se abren las pistas de Wimbledon, los amantes de este torneo de impoluto prestigio sonríen al recordar aquel bigote que les conquistó, aquel hombre que besó y que amó su inconfundible hierba.

José Antonio Vega.

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