Judith Obaya
Entrevistas

Judith Obaya: «Siento verdadera pasión por el desierto del Sahara occidental»

Motera de corazón, solidaria y aventurera, esta asturiana dijo adiós a su plaza de funcionaria de policía local para perseguir su sueño de libertad sobre una moto. De eso hace más de una década, pero Judith Obaya continúa recorriendo mundo con la misma ilusión del primer día.

Fue la primera mujer en realizar la Sahara Crossing TA y en total autonomía y en pocos días pondrá de nuevo rumbo al Sahara, donde hará la Running the Sahara, una travesía de 1.600 km en moto. Hablamos con ella mientras ultima los preparativos.

Pregunta. Funcionaria con 21 años. ¿Cuál fue el detonante de que un día decidiera dejarlo todo por ese sueño?

Respuesta. No lo sé. Creo que el detonante fue… Yo abandoné todos los sueños que tenía cuando me casé. Lo dejé todo por un rol que no era para nada lo que yo esperaba de mí misma, pero bueno, las circunstancias y la sociedad eran lo que esperaban en ese momento. Cuando me separé, con 39 años, decidí retomarlo y hacer lo que realmente quería hacer, que es deportista y piloto.

P. ¿Cómo lo llevan sus hijos?

R. Ahora son mayores, porque la niña tiene 19 y el niño, 20. Ellos ya tienen más o menos su independencia, son universitarios y ven bien que hagan lo que me gusta. Antes lo llevaban como algo muy especial, me decían: «Ven con la moto delante del cole», o cuando salió mi nombre en la Wikipedia fue la revolución en sus redes sociales. Antes les llamaba más la atención porque eran más críos. Ahora lo ven bien, me ayudan en todo lo que pueden y me animan, pero ya llevan una vida más independiente. No son para nada deportistas, que es la pena que me da (risas).

P. ¿Cómo compaginaba el rol de madre cuando sus hijos eran pequeños con las aventuras en moto?

R. Con la moto empecé cuando me separé, con lo cual ellos ya tenían 10 años. Cuando me iba se quedaban con su padre y no tenían ninguna otra necesidad. Compaginar todo lo que hacía: madre, trabajo, casa… lo hice con una agenda muy organizada. Lo llevo todo por horas, todo escrito y muy programado y no me salto nada. Lo miro todo al segundo y eso ayuda mucho, porque si no me organizase bien no podría hacer ni la mitad de las cosas. Pero como soy constante y metódica todo funciona de momento.

Por ejemplo, el otro día me decía mi hijo que me veía muy cansada y no entendía que me quitase antes horas de dormir que de entrenamiento. Mis obligaciones, que para mí son obligaciones, procuro cumplirlas al milímetro.

P. ¿Cuál ha sido la aventura más dura?

R. La travesía en moto del Sahara. Posiblemente, a ojos de la gente, puede ser más dura la de la bici o los 20 mares, pero para mí, aunque fue la más corta, fue la más dura por desconocimiento de moto off road, sin saber llevar la moto en terrenos de piedra, pero aprendí muy deprisa. Mi compañero de equipo me enseñó mucho en muy poco tiempo. Aunque lo pasé bastante mal, al final aprendí y lo hice muy bien y no tengo que tener mal recuerdo de nada porque todo fue muy bien y todo es aprendizaje.

P. ¿Qué es lo que nunca puede faltar en su mochila?

R. No sabría decirte. Suelo llevar lo mínimo, pero tal vez lo que sí llevo desde hace años es un libro y un lápiz, para escribir mi diario para después a ver si consigo algún día tiempo para escribir un libro. Pero suele ser todo muy improvisado en el tema de mi mochila -porque en la organización va todo muy medido-, pero en la mochila va todo muy justo. He aprendido en todos estos años que no necesitas nada al final.

P. ¿Algún paisaje que recomiende?

R. A mí me llenaron todos en los que estuve y todos merecen la pena, pero siento verdadera pasión por el desierto del Sahara occidental, aunque no aconsejo que entre nadie solo sin una persona que lo conozca. Creo que por eso sigo haciendo cosas allí y buscaré otras formas de hacerlo, porque me llena, no solo el paisaje, sino la gente que me encontré allí, que al contrario de lo que todo el mundo piensa, es gente muy buena y maravillosa, que me ayudaron muchísimo y a los que quiero mucho.

P. ¿Cómo es el día a día durante sus aventuras?

R. Cuando hacemos estas travesías extremas, va todo tan estudiado que vas preparado para todo y sabes lo que tienes que hacer. Estudiamos mucho el clima, lo que vamos a encontrar, lo que puede pasar, las vías de escape para emergencias, lugares donde puedes comprar o dormir, etc. Todo va muy estudiado y medido, porque no dejan de ser aventuras extremas y que tienen su riesgo, por lo que no puedes ponerte en riesgo a ti ni a tu equipo, ni el dinero que se está jugando allí. Puede surgir algo que te haga tener que improvisar, pero ya vas preparado para todo.

P. Comenta que alguna vez la gente se ha sorprendido cuando, al quitarse el casco, han visto que es una mujer. Usted lucha por la igualdad de la mujer en el deporte, por acabar con la violencia contra las mujeres. ¿Alguna vez se ha sentido intimidada?

R. Nunca, de verdad que no, ni mal mirada, ni con miedo ni intimidada. Algo muy práctico cuando se viaja fuera de tu país es importante adaptarte y respetar muchísimo. Yo procuro adaptarme a lo que hay, a su forma de vida, de conducir, de estar en un lugar público. Respeto muchísimo las costumbres, la religión, la política. Entonces, lo que voy es a ver y experimentar, pero no voy a criticar ni imponer mis cosas. Creo que no me he encontrado nunca con nada raro por eso, porque voy con una sonrisa y con unas ganas de aprender y de saber, que a la gente le gusta explicarte, y en definitiva somos todos iguales; cada uno en nuestro sitio, pero somos todos iguales.

P. Entre la bici y la moto, ¿con cuál se queda?

R. Me quedo con la moto porque yo soy piloto de nacimiento, lo llevo en la sangre y en el corazón, pero es verdad que cuando empecé este tema con la bici, la travesía y tal, me enganchó muchísimo y en cuanto termine ahora con la carrera volveré a hacer cosas con la bici. Me gusta cómo se vive en la naturaleza, el ambiente que se vive entre los ciclistas, así que retomaré y haré más cosas en bici.

P. Fue la primera mujer en realizar la Sahara Crossing TA y en total autonomía. ¿Cómo fue la experiencia?

R. Es la que te comentaba que fue la más dura. La travesía del Sahara se había hecho en coche y moto, pero nadie se había atrevido a cruzarla en moto cargando con todo, sin tener a nadie cerca ni ningún vehículo. Era estar mi compañero y yo solos allí y apañarnos con lo que llevaban las motos. Cargábamos con motos que llevaban casi 300 kilos entre las piernas, y cuando llegabas a los bancos de arena era tremendo.

Al principio pasé miedo porque no tenía los conocimientos ni la práctica que debería tener cuando me lancé a esta aventura. Pero aprendí muy deprisa y salió bien la expedición, que es lo que importa. Me gustó mucho y fue una experiencia más, aunque es verdad que fue la más dura.

P. Con tantas aventuras seguro que tiene multitud de anécdotas. ¿Alguna que nos pueda contar?

R. Tengo muchas, pero las que más me quedan son las del cariño que me da la gente. Tengo una en 20 mares en 2013, cuando una familia turca me acogió en su casa para cenar con ellos en el Ramadán para que no estuviera sola ese día. Con el ambiente de su gente, sus ropas, su comida. Todo fue una experiencia única y el cariño que me dieron no lo olvidaré jamás. Y en las travesías de moto y bici en el Sahara me encontré con el mismo grupo de pastores y las dos veces me ayudó tanto cuando pasé y me dio tanto cariño que yo lo llego a llamar mi padre del Sahara, porque fue espectacular el cariño que me dio cuando me vio allí, medio deshidratada, tan agobiada con la moto. Me dio de comer; todo lo que tenía era lo que nos ofrecía, a mi compañero y a mí, pero especialmente a mí, porque me veía mal, cansada y agotada, y esos recuerdos de cariño los tengo muy grabados.

P. En septiembre se vuelve a marchar al Sahara para el Running the Sahara: 1.600 km. ¿Cómo van los preparativos?

R. Vamos con retraso, porque tendríamos que salir el 14, pero saldremos el 21 desde Madrid. Va todo muy bien. Se retrasa por tema de logística, pero yo estoy preparada desde hace tiempo, porque ya en los últimos meses es como que ya no tenía ganas de entrenar, ya tenía ganas de correr y estar allí. Creo que va a salir todo bien, porque voy muy preparada y mentalizada de que va a ser muy duro, creo que la más dura de todas las aventuras que hice, pero tuve un buen preparador -Fernando Azurmendi- y confío en todo lo que me fue diciendo. Y estoy segura de que va ser un éxito.

P. En noviembre hará la Transeurasia Polar Expedition: 40.000 km en 90 días, con temperaturas extremas. ¿Qué espera de esta experiencia?

R. Este año finalmente nos va a ser imposible hacerla porque no se ha conseguido aún la financiación económica necesaria. También nos han pedido que la aplacemos porque es muy justo el tiempo -sería llegar de una y salir para otra- y por temas de productoras, gente que está interesada en el tema y demás pues la vamos a dejar para el año que viene y la prepararemos con más calma. Y como es un proyecto tan bueno no me importa aplazarlo, porque es mucho viaje y cuando mejor preparados estemos y más se involucren todos, más bonito será.

P. ¿Cómo funciona en su caso el tema de la financiación?

R. Con la misma dificultad que todos. En este país hay cuatro deportes que se llevan todo el dinero, que son fútbol, fórmula 1, Moto GP y tenis. Saliendo de ahí… olvídate. Hay que currar mucho para conseguir una ayuda económica. Yo me gasté todos mis ahorros durante años y ya este año dije: «Hasta aquí hemos llegado». Ya no puedo porque no tengo, así que este año me he puesto las pilas para conseguir ayuda económica y la conseguí, pero no es fácil. Me ha llevado a estar ahí durante años, luchando para hacerme un nombre y dar garantía al patrocinador de que esto va en serio y va a salir bien.

Ha sido un trabajo de años, porque cuesta encontrar con la llave que abre la puerta. También, cuanto más sales en los medios, más te ven y más confían en ti, así que nos ayuda muchísimo salir en los medios y en todo lo que esté visible al público.

P. Después de tantas experiencias, ¿qué sueños le quedan por cumplir?

R. Muchos… Te podría decir una lista de más de 20 proyectos nuevos y que pienso hacer poco a poco. Pienso que todos los deportistas pensamos un poco así. Tengo 50 años y mientras mis piernas aguanten y pueda moverme voy a seguir haciéndolo. Para mí ha sido una válvula de escape, ha sido todo. Desde que empecé con esto vivo verdaderamente de lo que quiero vivir, y así va a seguir siendo. No voy a parar, no hay un límite.

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