Ahora que desde hace unos años la fiebre del running se ha instalado en todo el mundo, en Olympo Deportivo queremos contar la historia de una luchadora nata, de una deportista no profesional, de alguien que, simplemente, quería correr porque era su pasión, porque le encantaba y porque disfrutaba. En el día que reestrenamos web, queremos descubriros a Kathrine Switzer (5 de enero de 1947, Bamberg, República Federal de Alemania), la primera mujer que corrió de forma oficial una carrera popular.
Switzer nació en Alemania porque su padre (un mayor del Ejército de los Estados Unidos) estaba destinado allí, pero a los dos años ya se instaló en Virginia. Precisamente, fue su progenitor el que le metió en las venas el amor por correr, algo ella no dejaría de hacer.
Dio un paso importante cuando se incorporó al equipo de atletismo de la Universidad de Siracusa, donde se ejercitaba con hombres. Entre sesión y sesión, su entrenador le empezó a hablar de las maratones y, a pesar de que por aquellas fechas las mujeres no podían participar, ella iba a ser la excepción que confirma la regla. A sus 20 años, decidió participar en la Maratón de Boston, una de las más populares del mundo.
Escondida bajo sus iniciales
Era 1967 y Kathy se inscribió con el nombre de K. V. Switzer, mismo alias con el que firmaba en el periódico de la universidad. Sus iniciales no despertaron sospechas y le asignaron el dorsal 261. Con su chándal y su dorsal comenzó su hazaña aquella mañana del 21 de abril. Le escoltaban su entrenador y Tom Miller, su pareja entonces. Y menos mal, porque aunque muchos corredores la saludaban sorprendidos no ocurrió lo mismo con Jock Semple, codirector de la carrera.
En cuanto vio a Kathy, Semple se abalanzó sobre ella e histérico empezó a gritarle. “¡Sal de mi puta carrera y devuélveme esos dorsales!”. Tom Miller no dudó en empujar a Semple y apartarlo del camino de Switzer, que después confesó que se sintió “aterrorizada”. El momento, como se puede ver, fue captado y dio la vuelta al mundo. Esto ocurrió en el kilómetro 3, así que con casi toda la carrera aún por delante, paso a paso, logró cruzar la meta tras 4 horas y 20 minutos.

Ser la primera chica en lograrlo no le valió de mucho, ya que la AAU (Unión de Atletas Amateurs) decidió prohibir la participación de las mujeres en carreras populares. Sin embargo, esto no frenó a Kathy, que siguió peleando para que las mujeres pudieran tener las mismas oportunidades que los hombres. Abanderó un movimiento, fuertemente respaldado, y cinco años después -en 1972-, tras una incesante lucha, se abrió por fin la participación de mujeres en maratones. Desde entonces se dedicó a disfrutar de se gran pasión.
El pasado mes de abril, 50 años después de que recorriera las calles de Boston en su primera maratón, lo hizo de nuevo. Y lo hizo, como no podía ser de otra forma, con el dorsal 261, ese que ya es leyenda y que es el nombre de las carreras que Kathrine Switzer organiza por todo el planeta. Con 70 años le volvió a demostrar al mundo que querer es poder, que en esta vida, con esfuerzo, perseverancia y sacrificio, todo, absolutamente todo, se puede lograr. Kathy venció a los estereotipos para abrir el camino de la igualdad entre hombres y mujeres en las carreras populares, esas que desde entonces disfrutan millones de personas en todo el mundo.