Milán reúne en la Final Four de la Euroliga a la aristocracia del baloncesto europeo. Los cuatro aspirantes al trono suman 21 de los 57 títulos disputados, aunque alguno no conoce lo que es coronarse desde hace demasiado tiempo. Especialmente, el Real Madrid, aún rey de Europa con ocho copas pero sin saborear el triunfo desde la lejana edición de Zaragoza en 1995, cuando Sabonis y Arlauckas aún marcaban diferencias.

Al igual que el año pasado en Londres, el equipo de Pablo Laso tendrá como rival en semifinales al FC Barcelona de Xavi Pascual. Entonces, los blancos fueron ligeramente superiores gracias a la aportación decisiva de Felipe Reyes y Sergio Rodríguez en el último cuarto, pero en esta ocasión las sensaciones son diferentes ante la cita de Milán. El equipo azulgrana viene de menos a más tras un inicio de temporada catastrófico, mientras que el Real Madrid ha bajado sus prestaciones tras un comienzo donde superó todos los récords de imbatibilidad del baloncesto español. Además llega más apurado en su rotación, con Dontaye Draper aún duda, Carrol recién recuperado y Felipe Reyes entre algodones. En las filas catalanas tan sólo Navarro presenta dudas después de su enésimo problema muscular, y jugadores como Papanikoloau y Abrines llegan en su mejor momento a la cita clave de la temporada.
En la retina de los buenos aficionados hay otro antecedente en la lucha por el título continental, en otra semifinal, la de París en 1996. Allí el Barça de Aíto García Reneses derrotó claramente al Madrid de Obradovic (vigente campeón entonces) con una gran actuación ofensiva del lituano Karnisovas. Posteriormente el Barça perdería la final ante el Panathinaikos en un desenlace difícil de olvidar tras el polémico tapón tras de Vrankovic a José Antonio Montero cuando se disponía a anotar la canasta decisiva.
Años después llegarían los dos títulos blaugranas en las Euroligas de 2003 y 2010, por lo que el equipo de Xavi Pascual llega con menos urgencias históricas a Milán que el Real Madrid, semifinalista en 2011 y finalista el año pasado ante un Olympiakos que llegó de cenicienta a Londres y terminó repitiendo título de forma incontestable.
El de Milán será el quinto enfrentamiento directo esta temporada. En el haber de los blancos, la Supercopa y la victoria en Madrid en la liga ACB y, especialmente, la victoria en la final de la Copa del rey con la canasta in extremis de Sergio Llull. Para los blaugranas, tan sólo un triunfo; el del pasado sábado en Barcelona -en un duelo sin nada en juego en el que fueron claramente superiores-. El Barça planteará el partido desde la defensa para frenar el ritmo madridista pero también necesita que Navarro rinda a su mejor nivel. Mientras, en el Real Madrid, Rudy Fernández debe por fin liderar en una gran cita europea a un equipo que hasta ahora ha sido el mejor de la temporada y en el que también se espera una gran actuación de Mirotic antes de su casi segura marcha a la NBA.
La cita será a las nueve de la noche en el Mediolanum Forum de Milán. Antes, a las seis, el poderoso CSKA de Moscú de Ettore Messina parte como favorito ante el Maccabi de Tel Aviv en otro clásico del baloncesto europeo y que rememora las dos últimas finales ganadas por los rusos, en 2006 y 2008. Si bien la plantilla mejor pagada de Europa es la favorita, en el banquillo israelí está David Blatt, seleccionador ruso durante seis años y por tanto gran conocedor del CSKA, seguro que Blatt tiene un plan para frenar a los Teodosic, Weems o Krstic, por lo que el favoritismo de los rusos no es garantía de éxito asegurado. Y es que, según han demostrado los antecedentes, los pronósticos normalmente sirven para poco cuando llega la Final Four.
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