- El submarino amarillo atraviesa un periodo de dudas que lo sitúa al borde del descenso. Javi Calleja no encuentra la forma de revitalizar a un equipo muy perdido.
Este miércoles, el Villarreal se jugará en casa ante el Almería su presencia en los octavos de final de la Copa del Rey. En la ida, tras un partido loco, el cuadro amarillo dejó escapar un 1-3 en el tramo final para acabar empatando a tres. Fue un encuentro que, aun con suplentes, escenificó muchos de los males de un equipo que tiene en esta competición la oportunidad de encontrar una vía de salvación a una temporada que camina muy torcida.
Y es que la irregularidad ha sido la tónica dominante en un conjunto que está reviviendo los fantasmas del pasado, pues tras la derrota del pasado domingo ante el Barcelona se han situado en decimoséptima posición, a solo tres puntos de los puestos de descenso, por lo que la situación comienza a recordar al fiasco de la 2011-2012, cuando un equipo configurado para cotas mucho más altas acabó perdiendo la categoría.
Pese a los vaivenes de esta Liga, pues muy pocos puntos separan la zona baja de la europea, un lugar donde por presupuesto merece estar el Villarreal, algunos jugadores de la plantilla comienzan a aceptar su nuevo lugar en la tabla, tal como demostraron las declaraciones de Cazorla ante los micrófonos de Bein Sports tras el choque en el Camp Nou: “Es complicado, porque las expectativas no eran esas, pero la realidad es otra. Hay que mirar más para abajo que para arriba, a día de hoy”, expresó el centrocampista asturiano, uno de los más acertados esta temporada entre los castellonenses.
Hasta el momento, la campaña del Villarreal ha regalado pocos argumentos para la esperanza, más allá de la irrupción de canteranos como Samu Chukweze, quien en los últimos partidos se ha presentado como una de las revelaciones más interesantes de La Liga.
A día de hoy, el conjunto de Javi Calleja se ha mostrado como un equipo sin identidad definida, algo radicalmente opuesto a lo que antaño caracterizó a la entidad presidida por Fernando Roig. El Villarreal siempre fue un equipo con las ideas muy claras. Si bien, durante la época de Pellegrini, en la que rozaron final de Champions, el estilo era claramente ofensivo y asociativo; tras el descenso, con la llegada de Marcelino, la seguridad defensiva y el juego directo se erigieron en la vía para cumplir los objetivos.
No encuentra el estilo
Ahora, Javi Calleja, quien mantiene, por el momento, la confianza del Consejo de Administración tras sellar la clasificación europea la pasada campaña después del mal inicio con Fran Escrivá, no ha encontrado el rumbo adecuado. El Villarreal no genera ventajas en el juego asociativo, tampoco es especialmente pujante en el juego directo y los errores defensivos han sido muy frecuentes.
Su estilo de juego no es reconocible. La idea de su entrenador, tal como reconoció en algunas declaraciones durante la temporada pasada, de crear un equipo versátil, capaz de sentirse cómodo en todo tipo de partidos, no parece funcionar este año.
Por supuesto, a ello ha contribuido la pérdida de una pieza clave como Rodri y, en menor medida, de otros jugadores importantes como Bakambu, en el pasado mercado de invierno, y Samu Castillejo, durante este verano. Para colmo, el rendimiento de los fichajes más destacados de esta temporada ha sido muy pobre. Ni Gerard Moreno ni Ekambi se han mostrado resolutivos en el área, mientras que Funes Mori ha salido retratado en muchos de los goles del equipo. Además, ni Cáseres ni Iturra están supliendo con garantías la calidad de Rodri en el mediocentro, mientras que Pablo Fornals tampoco está marcando diferencias esta temporada.
En La Liga, el Villarreal solo ha ganado tres partidos esta temporada, en la que llegó a enlazar, entre las jornadas 7 y 12, seis duelos sin ganar, un hecho poco habitual en la realidad de los amarillos durante los últimos años. Tampoco ha conseguido sumar victorias consecutivas y apenas ha tenido tramos de juego donde se ha sentido cómodo. Asimismo, en Europa League, la situación no es mucho más boyante, pues en un grupo donde su favoritismo era claro, se jugará la clasificación en el último partido ante el Spartak de Moscú. Pese a su liderato, una derrota podría dejarlo fuera.
Por lo tanto, las previsiones no son muy optimistas esta temporada para un Villarreal, que todavía no ha encontrado su identidad con Javi Calleja. Con el descenso del 2012 todavía muy presente, las alarmas han comenzado a encenderse.