El fútbol napolitano ha sufrido un cambio vertiginoso. Cuando Maurizio Sarri abandonó el barco celeste durante el pasado verano, los aficionados del club se sintieron desprotegidos y algo pesimistas. Para empeorar el pronóstico, el capitán general en el césped, Jorginho, siguió los pasos del técnico hasta Londres, dejando un gran hueco en el equipo italiano.
Sin embargo, para suplir a uno de los mejores técnicos de Europa llegó el laureado Carlo Ancelotti. Su único objetivo era mantener la ambición de la entidad dirigida por Di Laurentiis. Con ese fin, una serie de incorporaciones al plantel dotaron al equipo de una buena profundidad de banquillo y, confiando en las bazas ya existentes, el nuevo entrenador podría realizar un trabajo interesante. Es aquí donde aparece la figura de Dries Mertens, que ha visto cómo su fútbol puede ofrecer mucho al nuevo estilo de juego napolitano.
Trabajo y desgaste
Si algo caracteriza a este jugador, es su capacidad de esfuerzo constante cuando pisa el verde. A pesar de partir como un extremo o interior que se sitúa siempre en zonas adelantadas, realiza una constante presión al rival en su zaga, abarcando el máximo posible de campo. Trata de desplazarse hacia atrás, por el centro del terreno de juego, para cortar contraataques contrarios.
Además, lucha por controlar en todo momento el repliegue lo mejor posible. Sin embargo, no es un extremo al uso, puesto que esa capacidad de esfuerzo le permite arrancar en jugadas propias desde cerca del centro del campo, sin perder su influencia, sumamente elevada, en fases ofensivas.
Es capaz de comenzar a jugar como un interior genérico para, observando siempre la jugada, adelantarse y conseguir penetrar entre las filas rivales para llegar al remate al primer o segundo palo, como un apoyo ofensivo para el delantero referencia, al cual puede desahogar de ciertas marcas rivales, también, cuando utilizar su segundo registro. Suele orbitar por delante de la línea defensiva rival, como un ancla que engancha con el delantero referencia y un apoyo más para los jugadores que recorren las bandas.
Insigne y Callejón se ven muy beneficiados a la hora de contar con esta ayuda, teniendo un punto de atracción que les permite soltar el balón hacia un espacio desde el que siempre podrán recibir de vuelta el esférico, una vez hayan conseguido, sin balón, sortear las líneas rivales con desmarques que les permitan hacerse un hueco más adelantado para colgar el balón hacia Milik, el delantero referencia. El polaco es el mejor socio posible de Mertens, ya que, él mismo, busca recibir de cara con agilidad y girarse para filtrar un buen pase a los más adelantados con la mayor velocidad posible, algo por lo que se caracteriza.
Polivalencia y una máxima consabida
No es un jugador que sirva para jugar en una posición fija. Sin ir más lejos, ni tan siquiera esta temporada es un fijo en las alineaciones de Carletto. Suele repartirse los minutos con varios jugadores -Hamsik, Allan, Verdi, Insigne e, incluso, Milik-, dando muestras de que es un perfil característico para el juego vertical de posición que trata de imponer Ancelotti en la ciudad de Nápoles.
Permite ensanchar mucho al rival cuando, juegue donde juegue, cae a banda para desequilibrar el foco defensivo del contrario. No obstante, cuando uno menos se lo espera, pensando que va a comenzar a ejercer de puro extremo, el belga desborda con diagonales vertiginosas y descoloca por completo a su marcador, abriendo una brecha considerable entre los centrales y laterales que puede aprovechar él mismo, con un buen disparo colocado gracias a técnica, o filtrando pases para un compañero que haya vislumbrado el hueco por el que se acabe internando.
Es, por lo tanto, la bala que siempre estará disponible en el cañón de Carlo Ancelotti, dispuesto a romper todos los esquemas rivales en busca del triunfo grupal. Todos sus registros, amplios y variados, facilitan la tarea del dinamismo táctico que Ancelotti no puede atar con simpleza, debido al complicado encaje que ha de realizar para que su sistema vertical de juego de posición cuaje con éxito. En Mertens tiene a una estrella, sin duda, que vale decenas de millones, pero que, sobre todas las cosas, le permite al italiano contar siempre con un perfil único en casi todas las plantillas europeas. Un lujo completo.