- La solidez del bloque de Tite dominó un torneo donde el fútbol se quedó sin magia, en una clara contradicción con la talentosa esencia sudamericana.
De menos a más y sin brillo, así se redimió Brasil de sus pecados imponiéndose en esta Copa América 2019. Algo que no hacía desde 2007 y rompiendo una sequía de títulos, solo interrumpido en 2009 y 2013 con los triunfos en la Copa Confederaciones, considerados trofeos menores.
El éxito de la ‘canarinha’ es la conclusión ideal para el cierre de un torneo donde, en la línea seguida por el Mundial, no se han disfrutado momentos de fútbol vistosos. Ni siquiera desde la primera fase, donde el pragmatismo de una Colombia, plenamente adaptada a Queiroz, habían resultado lo más llamativo.
La Brasil de un Tite que ha demostrado ser el mejor técnico del torneo. Ha dominado desde la solidez defensiva, la seguridad de Alisson, la agresividad de sus presiones altas y la velocidad de sus transiciones. No en vano, solo han recibido un gol en todo el torneo, en la final ante Perú.
La ‘verdeamarela’ ha sido un filón aprovechando todos los errores del rival y sin su mejor jugador, un Neymar lesionado en la previa, no han necesitado la magia que siempre les caracterizó para llevarse en esta edición de 2019 novena Copa América.
El nombramiento de Dani Alves como MVP del torneo es la prueba del estado de la competición, sin desmerecer al capitán brasileño. Un puntal en defensa y en ataque donde, por momentos, llegó a actuar como mediapunta. A pesar de sus 36 años, continúa en la élite de su posición, tras alcanzar los 40 títulos que le han convertido en el jugador más laureado de la historia.
Solo la figura del ex del Barcelona ha podido equipararse a la de Tite, artífice de la creación de un bloque sin apenas fisuras, que apenas ha sufrido tras la baja de Neymar. La actuación de Gabriel Jesús en las dos últimas rondas, así como la irrupción de Everton, la gran revelación del torneo, merecen mención especial.
El batacazo de las favoritas
Más allá de Brasil, parecía el torneo soñado para la Colombia de Queiroz. Una selección que firmó una primera fase inmaculada tras empezar superando a Argentina. La calidad de James volvía a aflorar hasta la eliminación ante Chile.
El espíritu competitivo de los de Reynaldo Rueda, que defendían los dos últimos campeonatos, mantuvo a la otra ‘roja’ en el torneo hasta semifinales. Pero el envejecimiento de sus puntales requiere una sólida renovación, la cual ya asoma por Erick Pulgar, otra de las grandes revelaciones.
El verdugo de los chilenos fue la gran sorpresa del torneo. Perú añadió un hito más al ciclo de Ricardo Gareca, alcanzando la final de esta Copa América 2019. No conseguían llegar a la última ronda desde 1975, cuando ganaron el título como anfitriones.
Al contrario de lo que sucedió en anteriores torneos, Mundial incluido, el cuadro inca tuvo más goles que fútbol. Pasó como tercero de grupo, tras caer 5-0 ante Brasil, y aguantó el temporal hasta que Gallese, una de sus grandes figuras, reinó en la tanda de penaltis ante Luis Suárez.
El duelo ante Chile, en la semifinal, fue la mayor exhibición de todo el torneo. Pero los de Gareca no lograron mantener el nivel ante una Brasil que no le dejó lucir sus mejores virtudes: ágil en circulación de balón, velocidad por banda, y el visionario de juego de espaldas de un Paolo Guerrero descomunal.
Perú se consolidó así como una de las mejores selecciones de América. Un grupo que en este torneo no contó con Uruguay, pese a que su primera fase la situó como uno de las grandes favoritas. Los de Tabarez están evolucionando su juego hacia un estilo algo más asociativo. Gracias a la aparición de Bentancur y Nández, entre otros, y unido a la eterna juventud de Cavani y Suarez, auguran un futuro prometedor, pese a que los penaltis les negaran las semifinales.
El futuro de Argentina
Paralelamente al fútbol, el drama argentino ha captado gran parte de los focos de esta edición 2019 en una Copa América que sigue sin curar sus depresiones. La ansiedad continúa imperando en una albiceleste que sigue sin crear el ecosistema ideal para el lucimiento de sus estrellas.
Lejos de lo que se suele pensar, Argentina poseía calidad de sobra para organizar un bloque ganador junto a Messi, pero Scaloni no ha encontrado la forma. Algo a lo que no han contribuido figuras como Agüero o Di Maria, cuyo pobre rendimiento vuelve a ser una incógnita.
La tragedia se palpó en cada posesión argentina durante la primera fase pero la victoria ante Qatar evitó el precipicio. A partir de ahí, el pragmatismo ante Venezuela la llevó al partido más esperado ante Brasil, donde fue superior durante la mayor parte de los minutos, pese a perder.
Por encima de todo, Argentina debe quedarse con las apariciones de Paredes en el mediocentro y de Lautaro Martínez, en la punta, quienes deben liderar junto a Messi, una reorganización ganadora.
La salud de la competición
En el lado positivo, la solidez de una Venezuela que continúa creciendo, los detalles de la nueva generación japonesa, con el madridista Kubo a la cabeza, así como el buen trabajo colectivo de una incómoda Qatar son otros de los detalles de esta Copa América 2019 a tener en cuenta.
Por contra, Ecuador, Bolivia y Paraguay, pese a su pase a cuartos, destacan en el lado negativo. Esto se debe a su necesidad de evolución en las competiciones próximas.
Al escaso brillo de esta Copa América también ha contribuido el escaso público presente en las gradas brasileñas. A diferencia de lo sucedido en el Mundial, el excesivo protagonismo de los árbitros y el VAR, así como el paupérrimo estado del césped. Este último factor ha sido una losa para la circulación y el control de balón.
El hemisferio sur del continente ya espera el regreso de la magia para la edición de 2020, organizada para igualar el calendario con la Eurocopa. La coexistencia en el tiempo de ambos torneos puede ser un peligro para la Copa América ante la hegemonía europea.
Conmebol debería reflexionar sobre el futuro de un torneo que necesita mejores cuidados para mantener y mejorar su notoriedad. Por el momento, Colombia y Argentina, organizadores de la próxima Copa América ya esperan el regreso de la clásica magia americana.