• El FC Barcelona no ha arrancado el año con buen pie. La destitución de Ernesto Valverde como técnico culé ha supuesto la cristalización de una crisis que tan solo Messi logró contener.

Las dudas sobre Valverde llevan muchos meses instaladas en el club y en el barcelonismo. En 2018 fue la Roma la que dejó helados a los culés con una remontada en Champions que nadie podía creer y que parecían ser de esas que se repiten muy pocas veces en la historia de uno de los conjuntos más temidos del universo futbolístico.

Sin embargo, solo hubo que esperar un año para que el Liverpool replicase la tragedia con un 3-0 en su contra. Otra vez, se lamentaban los aficionados desplazados a Anfield. Todos habían confiado en la palabra de Messi, que prometió volver a ganar la Champions, pero el astro argentino a veces no es suficiente.

En aquel momento, todo indicaba que el episodio de Liverpool era la sentencia de Valverde, pero no fue así. En la cúpula del club se creyó -con toda lógica- que lo ocurrido en el césped era responsabilidad compartida por jugadores y cuerpo técnico. Con La Liga encarrilada -que al fin y al cabo es la única competición que premia la regularidad- y una final de Copa a la vista, se permitió a Valverde maquillar la temporada.

En Cornellá, las dudas se convirtieron en certezas para todo el barcelonismo

Pero tampoco fue así. En la final de Copa del Rey, los azulgranas se vieron nuevamente superados por un rival con más espíritu: más intenso y concentrado.

Contra todo pronóstico, Valverde siguió en su cargo y la.directiva reconoció su parte de culpa con acciones, fichando a Griezmann, el deseo del extremeño.

El inicio de la campaña 2019/20 tampoco ha sido de lo más ilusionante para la afición culé. El fútbol del equipo siguió despertando más sombras que luces: con intermitencias en el juego y lagunas defensivas. Hasta las goleadas, como la que le endosó al Sevilla en el Camp Nou, dejaban malas sensaciones.

Pero el Barça ganaba, y a ratos brillaba. Se instaló al frente de la tabla -a pesar de haber recibido el doble de goles que el Madrid- y superó con nota la fase de grupos de la Champions League. Valverde había salvado el año.

Nefasto arranque del año

Pero todo cambió en Cornellá. El Barça arrancaba el año con un derbi catalán que enfrentaba al líder contra el colista de La Liga. El Espanyol respondió al efecto Abelardo y le birló dos puntos a los culés en el último tramo del choque. Las dudas ya eran certezas para gran parte del barcelonismo.

El poco crédito que le quedaba a Valverde lo perdió en Yeda. La Supercopa de España estrenaba formato y fecha, en una final a cuatro que dejó al Barça fuera de la lucha por el título tras ser remontado por el Atlético de Madrid.

Cosas del fútbol, probablemente haya sido la derrota que menos mereció Valverde. la fortuna se alineó en contra del Barcelona en ese partido, pero cuando el vaso está lleno cualquier gota puede colmarlo.

A la ‘guerra’ sin el ‘pistolero’

La lesión de Luis Suárez, que se perderá lo que resta de temporada a causa de una lesión de rodilla, no alivia precisamente la angustia que sienten los barcelonistas en este momento.

El delantero charrúa es un seguro de gol, pero sobre todo es un guerrero que siempre responde y que pelea hasta el último momento. Su baja deja a Messi más solo que nunca.

Apuesta por Setién

El anuncio de Quique Setién como nuevo inquilino del banquillo culé llegó instantes después del cese de Valverde.

Todo esto deja muy claro que las conversaciones con el cántabro se venían produciendo desde hace tiempo, más aún teniendo en cuenta que entre medias se tanteó a Xavi Hernández, quien con suma inteligencia ha preferido esperar a un proyecto nuevo que hundirse en el antiguo.

Esto no quiere decir que Setién fracase. Lógicamente es un técnico capacitado, y con una filosofía de juego muy afín al Barcelona. De hecho es muy probable que caiga algún título en las arcas culés a su mando. Pero quizás, el problema no radique solo en el inquilino del banquillo.

Existen otros factores que no ayudarán a Setién en su labor. La dirección deportiva perdió el rumbo cuando se dejó de mirar a la cantera. Abidal lo intentó remendar, pero en el Camp Nou todavía quedan secuelas de la marcha de Neymar y de la mala inversión que se hizo con ese dinero.