Deporte paralímpico en México
Análisis

Deporte paralímpico en México, un acto heroico

Un corredor paralímpico cantando en el metro de la Ciudad de México, otro vendiendo sus pertenencias más valiosas en un Tianguis de Guadalajara, Jalisco, alguna más exigiendo que necesita apoyo financiero para sostener su preparación rumbo a Tokio 2020, otros más reclamando que las becas que otorga el Gobierno no les alcanzan para lo más básico… En México no es fácil ser un deportista paralímpico de alto rendimiento. En realidad, no es fácil tener una discapacidad y vivir en este país.

Según el último informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), casi la mitad de las personas que presentan alguna discapacidad en México, el 49.4%, viven en “situación de pobreza, de los cuáles 39.4% son en la pobreza moderada y 10% en pobreza extrema”.

¿Por qué que en el deporte paralímpico tendrían que ser diferentes las condiciones que viven las personas con discapacidad en el día a día? Las carencias, la falta de oportunidades laborales o la discriminación que ocurre en la sociedad mexicana también se reflejan en los deportistas paralímpicos que representan a México en competencias internacionales.

Por ejemplo, según cifras de Transparencia Presupuestaria, en el pasado ciclo paralímpico el deporte convencional recibía siete veces más recursos financieros que el adaptado por parte del gobierno federal. En México, el Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar) destina becas mensuales a deportistas con éxitos internacionales.

Y si comparamos el apoyo económico con los resultados deportivos, la diferencia no tiene mucho sentido: los deportistas mexicanos paralímpicos han otorgado entre el año 2000 y 2016 un total de 114 medallas. El deporte convencional entre 1900 y 2016 apenas 69 preseas. Si los incentivos gubernamentales fueran por los éxitos, la respuesta ya la tenemos.

Alejandro Pacheco, medallista parapanamericano en Lima 2019, corredor de 1.500 y 5.000 metros planos en la categoría de débiles visuales, comentó que al menos unos tres días de la semana se sube a los vagones del metro de la Ciudad de México para cantar. “Así es como puedo completar y pagarme eventos y alimentación. No es algo que me agrade, pero con toda la pena del mundo lo tengo que hacer para sacar adelante mi carrera como deportista”.

En México -según el último conteo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)- hay 7.7 millones de personas con algún tipo de discapacidad y no tienen las mismas oportunidades laborales. La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica documentó que del 100% de la fuerza laboral en México apenas el 30% de los empleos son para personas con discapacidad. “Estos datos evidencian la poca participación económica de esta población”, concluyó el informe.

Recientemente la halterista sobre silla de ruedas Perla Patricia Bárcenas, campeona parapanamericana en 2019, dijo en la Cámara de Diputados del país, durante el encuentro Asociación Mexicana de Medallistas Paralímpicos Internacionales AC, que muchos de los atletas Paralímpicos no pueden dedicarse al 100% al deporte. “Trabajamos, pero la mayoría en el área informal con pequeños negocios que no dan (lo suficientes ingresos) porque no tenemos otras oportunidades en el mercado regulado. Tiene pocos años que la Conade nos da los mismos apoyos que a los atletas regulares, lo que impidió a muchos compañeros (ya en el retiro) acceder a una vivienda digna o propia. Queremos dignificar la vida que se ha entregado al alto rendimiento”, reclamó.

Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México, una de cada cuatro personas en el país (25%) considera que las personas con discapacidad “son de poca ayuda en el trabajo”.

Salvador Hernández, uno de los medallistas mexicanos en Río 2016.

Lo cierto es que la falta de apoyo también se puede medir en los resultados deportivos. En los Juegos Paralímpicos de Sidney 2000 la delegación mexicana fue la mejor de América Latina, terminando en el sitio 17 del medallero. En los pasados Juegos de Río de Janeiro 2016 se ubicó en el tercer sitio de la región, superado por Brasil y Cuba. Además, fue la cosecha más baja de medallas desde que inició el siglo XXI con un total de 15, nada que ver con las 34 que obtuvo en Australia.

Amalia Pérez Vázquez, pressbanquista mexicana, oro en Londres 2012 y Beijing 2008, dijo que la Conade (la organización que regula el deporte de alto rendimiento en México) debe “reconocer y beneficiar este esfuerzo”, que ayude a “dignificar a quienes se apasionan en una disciplina y entrenamiento diario”.

En México en promedio se ha destinado en los últimos dos ciclos olímpicos unos 10.7 millones de pesos cada cuatro años, si lo comparamos con Brasil, la cantidad que da el país sudamericano es de casi 90 millones de pesos según datos de su Ministerio de Deportes.

¿Cuáles son los retos de las autoridades para la población con discapacidad en México?, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) asegura que es necesario contar con mayor accesibilidad a los espacios públicos y privados; planes y estrategias de protección, prevención y atención a personas con discapacidad en situaciones de riesgo y emergencias humanitarias; y medidas para garantizar el acceso a la justicia y políticas públicas.

Recientemente el presidente Andrés Manuel López Obrador dio los mismos incentivos económicos a los medallistas parapanamericanos que a los convencionales: 240,000 pesos por participar en el evento de Lima, Perú, así como una beca de 40,000 pesos mensuales por un año a los ganadores de preseas de oro, 35,000 por la plata y 25,000 pesos por el bronce.

El deporte paralímpico en México, documenta Conade, tiene sus antecedentes en 1957 cuando se realizó el primer torneo interescolar para personas con deficiencia mental. Han pasado ya 63 años desde aquella fecha y pese a la igualdad de los premios tras los juegos de Lima, los atletas que representan al país en competencias internacionales están obligados a dedicarse a otra cosa para completar sus gastos para competir y tratar de estar al más alto nivel.

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