El boxeador boricua ha sido uno de los púgiles con más nivel dentro del boxeo latinoamericano. En 2012 confesó su homosexualidad para abrir un nuevo camino dentro de este deporte e impulsar la igualdad de sus deportistas.
Ahora, Orlando Cruz (Yabucoa, Puerto Rico, 1981), sigue trabajando para seguir siendo mejor boxeador e inculcar, en un futuro, sus conocimientos sobre el ring.
Pregunta. ¿Cómo fue la infancia de Orlando Cruz?
Respuesta. Era un niño muy inquieto. De pequeño, practiqué varios deportes como judo, baloncesto, atletismo, fútbol o boxeo. Entonces, me influyó también que vengo de una familia deportiva, donde sus integrantes practicaban algún deporte. Pasé una infancia muy buena, en la que mis padres me enseñaron mucha disciplina y el sacrificio de cada atleta
P. ¿Por qué eligió el boxeo?
R. Yo era un niño que se peleaba en la escuela con mis compañeros, y mis padres decidieron meterme en el boxeo para ver si podía cambiar mi conducta y mi forma de ser, sobre todo mi agresividad. El boxeo me ayudó a tener disciplina y a tener más control sobre mi temperamento y sobre mi ira.
P. Fue a los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 como boxeador amateur representando a Puerto Rico. ¿Se vive de manera diferente ser amateur que estar en la élite dentro del boxeo profesional?
R. Es el mismo deporte, pero se sufre también. El boxeo amateur es más sacrificado y hay que hacer más ejercicio y es más fuerte porque, al ganar una pelea, al siguiente día tienes que volver a pesarte y estar en el ring compitiendo dos o tres veces al día. Es más sacrificada que el boxeo profesional, donde peleas sólo una noche.
P. En 2012, comunicó al mundo del boxeo y del deporte su homosexualidad, siendo el primer boxeador de la historia en comunicarlo. ¿Qué le impulsó a tomar la decisión de declarar su condición sexual?
R. Obviamente no lo hice por hacerlo, estuve mucho tiempo con profesionales a mi alrededor que me educaron, me aconsejaron y me ayudaron a ver realmente el paso que iba a dar hacia mi ciudad y mi país. Fue una noticia que acaparó a todo el mundo entero, al ser el primer boxeador gay de la historia. Me preparé para dar ese paso, y cuando ya lo estaba, lo comuniqué al mundo entero que soy gay y que quiero ser feliz, que no quiero fingir algo que no soy. Ahora mismo, estoy contento conmigo mismo y soy feliz.
P. ¿Percibió apoyo por parte de su entorno?
R. Sí, ya que toda mi familia lo sabía de primera mano antes de dar el paso de comunicarlo. Yo me acerqué a decírselo y ellos estaban ya preparados para cuando saliese la noticia.
P. ¿Ha cambiado algo en su vida deportiva tras comunicarlo?
R. No, porque ahora es cuando más estoy disfrutando y estoy pasando por el mejor momento de mi carrera y mi vida personal. Amigos, familia y oponentes me respetan en mi vida personal y mi orientación sexual.
Yo tengo siempre presente que no debo mezclar la vida personal con mi carrera deportiva. Soy un profesional en todo el sentido de la palabra, me gusta disfrutar de lo mío y, por eso, me gusta respetar y que también respeten mi vida.
P. A día de hoy, para un deportista sigue siendo arriesgado hacer pública la homosexualidad, ¿considera que el riesgo es mayor aún en un deporte como el boxeo?
R. No, porque ya estamos en el siglo XXI y ya creo que para este tiempo la comunidad gay está más abierta a la gente y están ya un poco más abierta de mente en este tema. En mi caso, todo el mundo del boxeo, como oponentes, clubes o entrenadores me respetan y, lo más importante, me aceptan tal como soy. El trato es igual o mejor que cuando no comunique la decisión.
P. Le dio una lección de educación a Pacquiao cuando insultó a la comunidad gay. ¿Ha vuelto a interactuar con usted tras aquello?
R. Fue un tema que se quedó en el pasado porque yo le puse mis razones y le enseñé que todos somos iguales y que no somos extraterrestres. En la comunidad gay estamos luchando por unos derechos y exigiendo que todas las personas seamos iguales. Aquí no somos ni minorías ni mayorías, ni somos un grupo aparte, somos iguales y tenemos sentimientos y emociones, tenemos sueños y metas, y el derecho de poder ser iguales para todos.
P. Es un ejemplo dentro y fuera del ring. ¿Piensa que la mejor vía para normalizar esto es que los deportistas más mediáticos lo hagan público?
R. Realmente yo quiero ser un portavoz para todas las personas que tienen miedo a comunicar esta decisión por tener miedo a lo que hable la gente, del rechazo. Quiero ser como un ejemplo a seguir para ellos, y que vean que si quieres ser feliz tienes que aceptarte a ti mismo en primer lugar.
Si quieres ser un gran atleta, tienes que ser libre para ti y para que la gente sepa quién eres; que te respeten porque eres homosexual y también por tu deporte.
P. ¿Cuál cree que es la mejor arma para combatir la homofobia dentro del deporte?
R. La mejor arma contra la homofobia es el respeto y el hacer muy bien mi deporte, que es el boxeo. Y con eso callo bocas porque no soy un monstruo, sino un ser humano que lucha y que trabaja para hacer muy bien su deporte y separar su vida personal de la deportiva. Eso a mí me da fuerzas para callar a todos cuando subo al ring y hago mi combate.
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P. Mirando a su pasado como boxeador en los Juegos Olímpicos de Sídney en 2000, ¿se vive de manera especial ser olímpico como boxeador que en cualquier campeonato del Mundo?
R. Es algo hermoso y lindo. No todos los atletas pueden ir a unos Juegos. A mí, por lo menos, no me regalaron el billete para ir a la cita australiana. Yo fui a un campeonato de eliminación a nivel continental de toda América, para poder ir a los Juegos Olímpicos.
Es un momento histórico y bonito que me ha marcado para toda la vida y lo llevaré a mi tumba porque es bonito representar a mi país dignamente. No todo el mundo va a una cita olímpica, y yo me sentí orgulloso de la oportunidad de representar a mi país y de conocer a muchos atletas de otras nacionalidades.
P.¿Estuvo contento con el resultado obtenido en Sídney 2000?
R. No me gustó el resultado porque había muchos boxeadores que debieron ganar algunos combates y no lo hicieron. Pero eso pasa, ya que las decisiones que dan los jueces en los combates amateurs no son las más agradables y las más gratas para el atleta y el entrenador.
P. ¿Cuál es su próximo objetivo como boxeador?
R. Mi objetivo es, cuando me retire de este deporte, educar, instruir y tener mi propia academia de boxeo para así transmitir a esos jóvenes y enseñarles al igual que me enseñaron a mí en los muchos años que llevo en este deporte. Quiero ser un guía para que los chavales cumplan su sueño de ir a unos Juegos Olímpicos y ser campeones del mundo.
P. ¿Esperaba llegar tan lejos dentro del boxeo cuando comenzó a practicarlo?
R. Realmente no me esperaba nada. Si tu luchas y te esfuerzas, los sueños se hacen realidad. Hay que perseverar en tu lucha, y yo lo hice. Yo quise ir a unos Juegos Olímpicos, perseveré y trabajé para conseguir el billete e ir a Sídney. Son metas y sueños en la carrera de cada atleta, y es lo que quiero inculcar a los jóvenes que empiezan desde niños y serán la era del mañana.