Es la noticia que todos los aficionados a los rallies no franceses llevábamos esperando durante 15 años, un nuevo campeón del mundo tras las dictaduras de Sébastien Loeb (2004-2012) y Sébastien Ogier (2013-2018), que no fuese ni galo ni se llamase Seb. El campeón fue la estrella estonia que deslumbró en M-Sport en 2017 compartiendo equipo con el hombre que destronó este domingo en Salou. El mismo piloto que M-Sport despidió en 2012 por usar más el acelerador que la cabeza a la hora de afrontar los tramos, que a punto estuvo de abandonar la disciplina un año después y que tras su retorno al mundial en 2014 tenía que ganarse el contrato año tras año.
Ese piloto ha demostrado ser un tiburón en todas las superficies, capaz de ganarle a especialistas en su mismo terreno, como hemos visto este fin de semana. Su 2019 ha sido casi perfecto, con una gestión de la presión impecable (algo que ha impedido a Neuville obtener el título que ahora ostenta el nórdico, por ejemplo) y que de no ser por los fallos mecánicos de su Yaris WRC, habría sido campeón incluso antes. La prueba catalana era muy especial este año no sólo por ver si el reinado de Ogier finalizaba sino porque no estará en el WRC el próximo año, debido al sistema de rotación de pruebas. Lo que afectará especialmente a las pruebas europeas para reservar espacio a países como Japón o Kenia. El rally volverá al mundial en 2021 con una configuración 100% de asfalto como hace diez años, aunque desgraciadamente dejándonos sin el encanto y la dificultad de una prueba mixta como en la actualidad.
Ogier se despide del título
La incógnita de quién resultaría campeón este año empezaría a resolverse bastante pronto. Ogier marcaba el primer scratch de la jornada, sabiendo que podía ser su última oportunidad para reengancharse al campeonato y meter presión a Tänak. Pero en la siguiente especial un fallo hidráulico le hacía perder 44 segundos y convertía sus esperanzas de ser heptacampeón en una utopía salvo catástrofe ajena, para disgusto suyo, del equipo y su pareja. El liderato lo heredaba otro precisamente necesitado de puntos, Thierry Neuville, que comandaba un doblete de Hyundai seguido por Sordo, mientras que por detrás se situaban los Toyota de Meeke y Tänak.
La jornada de tierra del viernes tendría un claro dominador: Sébastien Loeb, el hombre que ganó el año pasado casi de vacaciones y que conserva en sus vitrinas hasta nueve trofeos de la prueba española. Se hizo con tres de los cuatro scratchs restantes (el otro iría parar a Sordo) y volando desde la décima plaza en la que comenzó la mañana hasta el liderato. Haciéndole de paso un doble favor a Hyundai: Ayudaba a un posible triplete para la marca koreana, vital para mantener el liderato del título de marcas y se lo ponía un poco más difícil a Tänak, el cual fue adelantado en la última especial del día por su compañero Meeke, ahora en cuarta posición. Por detrás de los cinco primeros, Latvala como último Toyota, los Fiestas de Evans y Suninen y un inexperto Katsuta Takamoto en el equipo satélite de Toyota.
El sábado los tramos dejaban paso al alquitrán, cambiando las sensaciones y las reglas de juego completamente: El orden de salida se invertía, saliendo los últimos de la clasificación los primeros. Una condena en tierra pero una ventaja en asfalto, donde las pistas van deteriorándose con el paso de los competidores. Neuville no respetaba a sus mayores y tras el primer scratch de la mañana le arrebataba el liderato a Loeb, mientras que el triplete de Hyundai corría peligro cuando Meeke adelantaba a Sordo y se colocaba en plaza de podio. No obstante el británico mostraba a su viejo ser, ese al que en más de una ocasión Makinen ha reprendido. En la segunda especial el Yaris derrapaba en una curva a izquierdas cerraba y rebotaba contra los quitamiedos de la carretera. Alivio para Hyundai que veía cómo desaparecía un rival más para el título de marcas. En el bando contrario esto obligaba a Latvala a ponerse también las pilas para tratar de lograr el máximo de puntos posibles.
Tänak a por todas
Pero a partir del tercer tramo del sábado la bestia estonia despertaba y empezaba a ganar tramos con una velocidad que ni tan siquiera los especialistas de asfalto de Hyundai, Loeb y Sordo, se podían explicar. Eran el objetivo de Tänak, que quería cerrar el campeonato lo antes posible sin esperar a Australia. Su espectacular ritmo al término del segundo día lo colocaba en el podio, habiendo superado a un Loeb que perdía ritmo progresivamente con el grupo de cabeza, y a sólo 3.1 segundos de Sordo, que se convertía en lo único que separaba al estonio del título. Neuville miraba desde el liderato, sin poder hacer otra cosa que seguir marcando distancias y esperar un mal de ojo. El tramo espectáculo de Salou nos dejó una imagen rarísima en el mundial: Tres pilotos españoles entre los cuatro mejores tiempos. Nil Solans con su nuevo Polo R5, Sordo a bordo del i20 WRC y Cohete Suárez con el Fabia R5. Día de máxima tensión el domingo, con sólo cuatro tramos donde se jugaba todo. Parecía que Sordo con sus dos victorias parciales retrasaría el final de la pelea hasta Australia, logrando una pequeña diferencia de 5,8 segundos con Tänak. P
ero la Power Stage era uno de esos momentos en los que hacer historia, Tänak no guardaba la ropa y se lanzaba al ataque, ganaba por 3.8 segundos a Evans, autor del mejor tiempo en la PS y que por sólo dos décimas había usurpado dicho honor a Neuville. Pero lo más importante fue el tiempo del estonio con respecto al español, 6.2 segundos. Ni tan siquiera un segundo de diferencia entre ambos en la general, pero la suficiente para adelantar al cántabro y derrumbar el Imperio Francés. Ott Tänak era oficialmente el Campeón del Mundo de Rallies. Algo que no pudieron hacer ni Solberg, Gronholm, Hirvonen, Latvala o Neuville, vencer a un Sébastien.
Fue quién menos esperaba la gente, un cabeza loca que durante muchos años estuvo en las posiciones intermedias de los puntos, sin hacer mucho ruido, dándole dolores de cabeza a Malcolm Wilson, el jefe de M–Sport. Pero que hoy ha correspondido a todas las confianzas depositadas durante años. Quién sabe si abriendo una nueva era de dominación, quién sabe si en Hyundai a partir de 2020 si hacemos caso a los rumores, pero sabemos que el emperador ha sido destronado y que la corona pertenece al norte. Enhorabuena Ott y Martin.
Aún no ha acabado todo
Aunque el título de pilotos es el que más focos se lleva, aún queda la pelea por el campeonato de marcas. Hyundai con la victoria de Neuville y el tercer lugar de Sordo ha dado un gran paso. 18 puntos sobre Toyota a falta del cierre final en Australia. Un título al que no opta de ninguna manera Citroën. El que antaño fuera un rally fetiche para la marca francesa, en esta ocasión ha sido un auténtico desastre. El fallo hidráulico del jefe de filas más la rotura de motor de Lappi denotan que uno más uno no siempre son dos. Años reclamando la vuelta del hijo pródigo para una vuelta a los días de vino y rosas, que han quedado en frustración, caras largas y tweets hirientes. M–Sport, a pesar de no llevarse nada significativo de la prueba catalana, hizo lo que se esperaba. Ni Evans ni Suninen son grandes corredores de asfalto, con lo que el sexto y séptimo lugar de ambos saben a deber cumplido.
Curiosamente es el equipo donde más tranquilas están las aguas de cara a 2020. Con la remota posibilidad de fichar al nuevo campeón mundial, sus dos pilotos han hecho una buena temporada y la meta de cada uno es afianzarse como líder de equipo (Evans) y adquirir mayor regularidad y mejores tiempos (Suninen). La única alegría para Citroën llegó en WRC2 Pro y WRC2 Normal con las victorias de Mads Ostberg, que previsiblemente no estará en Australia, y Eric Camilli. Fue en WRC2 donde Nil Solans, a pesar de hacer más scratchs que nadie, debía conformarse con la novena plaza final debido a un doble pinchazo el viernes que le hacía perder ocho minutos, convirtiendo el rally en una enorme sesión de tests de cara al próximo año.
El prematuro liderato de Solans fue heredado por Pierre-Louis Loubet, que podía haber dejado casi cerrado el título de WRC2. Pero poco a poco Camilli fue comiéndole terreno y subiendo a la primera plaza. Como remate sufrió una salida de pista en la PS que le relegó a la quinta posición, con lo que la categoría aún sigue muy abierta. El mundial cerrará su edición de 2019 en Australia, del 14 al 17 de noviembre. Clasificación Rally Cataluña 2019 1º Neuville/Gilsoul (BEL) Hyundai Shell Mobis WRT. 3:07:39.6
2º Tänak/Järveoja (EST) Toyota Gazoo Racing WRT. +17.2
3º Sordo/Del Barrio (ESP) Hyundai Shell Mobis WRT. +17.6 4º Loeb/Elena (FRA/MCO) Hyundai Shell Mobis WRT. +53.9 5º Latvala/Anttila (FIN) Toyota Gazoo Racing WRT. +1:00.2
6º Evans/Martin (GBR) M-Sport WRT. +1:14.2 7º Suninen/Lehtinen (FIN) M-Sport WRT. +1:47.6 8º Ogier/Ingrassia (FRA) Citroën Total WRT. +4:20.5 9º Østberg/Eriksen (NOR) Citroën Total WRT. +8:24.6 10º Camilli/Veillas (FRA) Citroën C3 R5 +8:47.2
Clasificación Mundial
1º Tänak/Järveoja (EST) Toyota Gazoo Racing WRT. 263pts 2º Neuville/Gilsoul (BEL) Hyundai Shell Mobis WRT. 227pts
3º Ogier/Ingrassia (FRA) Citroën Total WRT. 217pts
4º Mikkelsen/Jaeger (NOR) Hyundai Shell Mobis WRT. 102pts 5º Evans/Barritt (GBR) M-Sport WRT. 102pts
6º Meeke/Marshall (GBR) Toyota Gazoo Racing WRT. 98pts
7º Latvala/Anttila (FIN) Toyota Gazoo Racing WRT. 94pts
8º Suninen/Salminen (FIN) M-Sport WRT. 89pts
9º Sordo/Del Barrio (ESP) Hyundai Shell Mobis WRT. 89pts 10º Lappi/Ferm (FIN) Citroën Total WRT. 83pts