El Real Madrid le ha dado la vuelta a la tortilla. Su triunfo en Sevilla fue tejido desde el orden táctico y la intensidad en el juego. Los de Zidane pasan de estar en crisis, tras la goleada sufrida en París, a coliderar el campeonato liguero junto al Athletic Club al término de la quinta jornada.
La calidad del plantel madridista nunca debió ponerse en duda. Hombres como Benzema, Kroos o James son jugadores capaces de cambiar el signo de un partido en cualquier instante. Pero la calidad ya no es suficiente, sin rigor táctico y sin entrega se consiguen pocas victorias en el fútbol actual.
Ganar en un estadio tan complicado para el Real Madrid como lo es el Ramón Sánchez-Pizjuán añade mucho mérito a la receta de un Zidane en entredicho. Quizás a gran parte de la prensa también le faltó rigor al sugerir que el técnico galo estaba a punto de ser despedido.
El Madrid que se vio en Sevilla fue radicalmente diferente al que fue humillado en el Parque de los Príncipes. El regreso de Sergio Ramos contagió de espíritu guerrero a toda la zaga, Casemiro, James y Kroos dotaron a la zona ancha de una disciplina táctica inaudita en los últimos meses, y Karim Benzema ofreció una exhibición de sacrificio y calidad durante los 90 minutos.
La resistencia de los laterales
En los costados, Carvajal y Mendy taparon los boquetes que dejaron Bale y Hazard, sin chispa. Aún así sufrieron ante la insistencia de Jesús Navas, Lucas Ocampos y Sergio Reguilón.
Courtois apenas tuvo que intervenir, en parte por el buen hacer de sus centrales y en parte por la falta de mordiente de su rival. De Jong no incomodó a Varane ni a Ramos, y Chicharito salió cuando al resto de sus compañeros le pesaban las piernas para acompañarle.
El Real Madrid supo sufrir en los minutos finales y ató mucho más que tres puntos. Ganó donde hacia cuatro años que no lo hacía, Zidane y los suyos recuperaron el crédito perdido en París y los pinchazos de sus rivales colocan a los de Chamartín en lo más alto de la tabla.
Sería hipócrita exigir rigor periodístico en las malas y no aplicarlo en las buenas. Los hechos son los hechos, y cuando Casemiro no esté volverán a salir a flote las carencias en la planificación deportiva y probablemente desaparezca el rigor táctico en el mediocampo,. Y cuando las fuerzas no acompañen, el Madrid volverá a encomendarse a la calidad como único recurso para ganar.