• Los blancos regresan a su competición fetiche en su mejor momento, tras cinco victorias seguidas en La Liga y después de comprometer al Barcelona en la ida de semifinales de Copa del Rey.

Durante casi toda la temporada el año en blanco se ha dado por hecho en el Real Madrid. El equipo deambulaba por La Liga y la Copa del Rey parecía solo un trámite con el que probar a los menos habituales. Pensar que, como otros años, la Champions League podía ser la tabla de la salvación era una quimera. Las sensaciones eran mucho peores, la distancia respecto al Barcelona era de diez puntos, ninguna de las figuras estaba activada y, sin Cristiano Ronaldo, otra hazaña parecía imposible.

Probablemente, el punto más bajo de esta dinámica, después del 5-1 en el Camp Nou y la destitución de Lopetegui, llegó en los primeros partidos de un 2019 estrenado por el conjunto merengue con una derrota en casa ante la Real Sociedad y la victoria ‘in extremis’ en el Benito Villamarín, donde aún ganando, la crítica al plan reactivo de Solari fue unánime. En aquel momento, solo la esperanza de Vinicius parecía alumbrar a un equipo deprimido y sin apenas recursos.

A pesar de las horribles sensaciones del partido ante el Betis, aquel fue el primero de los cinco triunfos, (entre los que se cuentan los choques ante Sevilla y Atlético) que han propiciado el ascenso del Real Madrid desde la quinta hasta la segunda plaza, lo cual, unido al progreso en Copa del Rey –con el 1-1 en un Camp Nou donde se sintió superior durante mucho tiempo- han revitalizado por completo a un equipo que no tenía señas de identidad.

Ahora, el sueño de lograr la cuarta Champions League parece posible, al contrario que en el primer y el último año de Zidane, cuando la propia competición europea sirvió para enganchar al equipo a la temporada. En este caso, el equipo ha alcanzado un nivel muy alto y la vuelta al máximo torneo continental llega en un momento inimaginado hace solo un mes.

Saber si Sergio Ramos alzará otra ‘orejona’ el próximo 1 de junio en el Wanda Metropolitano es una incógnita imposible de descifrar. Lo que sí está claro es que los pupilos de Santiago Hernán Solari, al que hasta hace poco se le consideraba poco más que un aprendiz sin capacidad para entrenar al club más exigente del mundo, tienen argumentos de sobra para hacerlo.

Motivos para creer

En primer lugar, nunca se debe olvidar que la Champions League es la competición fetiche del Real Madrid. Los blancos siempre son favoritos en ella. Lo demostraron en sus peores temporadas ligueras, lo cual es un valor extra con el que siempre hay que contar.

En el aspecto deportivo, hay que reconocer el trabajo de Solari a lo largo de estos meses. Sus constantes probaturas han contribuido, pese a los malos resultados del inicio, a encontrar un equipo fiable y reconocible, en el que los titulares no son los previsibles, lo cual, dada la intensa presión a la que está sometido el Real Madrid no es nada fácil.

Los resultados están haciendo olvidar el ‘caso Isco‘, y ni Bale ni Marcelo ni Asensio son habituales en el once. En cambio, Lucas Vázquez y el canterano Reguilón, una de las grandes sorpresas, se han instalado en las alineaciones con un gran rendimiento. Asimismo, jugadores como Marcos Llorente y Ceballos han aprovechando sus momentos. Paralelamente, Modric ha vuelto a su mejor nivel, lo que permite al equipo dominar los partidos, mientras que Benzema, además del fútbol de siempre, está aportando goles.

Mención aparte, merece Vinicius a quien Solari ha sacado del Castilla para convertirlo en una de las piezas claves del primer equipo. El brasileño, además de ser un motivo de entusiasmo para la grada en los primeros partidos, está demostrando con actuaciones como la del Camp Nou en Copa del Rey, que está más que preparado para este salto.

Este Real Madrid también es un equipo sólido, pues, más allá del trabajo de Casemiro, Sergio Ramos y Varane también han recuperado el nivel que habían perdido tras el Mundial, lo cual es una garantía para una competición como la Champions League, donde suele haber bastantes tramos de sufrimiento.

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Aunque ha perdido el plus de Cristiano Ronaldo, siempre determinante en los partidos más difíciles, y esto se puede notar, el favoritismo merengue es indiscutible. La eliminatoria de octavos ante el Ajax, un equipo peligroso pero muy blando en defensa, puede ser una buena toma de contacto para el regreso a la competición.

Después de una primera vuelta para olvidar, ganar la cuarta Champions League consecutiva vuelve a ser factible para el Real Madrid. Tras muchos cambios, todo parece en orden por el Bernabéu. Solo el tiempo dirá si las sensaciones de hoy se mantienen en el futuro y el equipo vuelve a reinar en Europa.