Estuvo a punto de dejarlo todo, tras no acudir a los Juegos de Seúl’88 Luego, dos oros olímpicos y multitud de títulos a nivel nacional, continental y mundial le dieron la gloria y convirtieron a esta española de origen británico en la mejor regatista del mundo.
Conversamos con Theresa Zabell en el año en el que se celebra el 25 aniversario de los Juegos Olímpicos de Barcelona’92, aquellos que cambiaron para siempre el deporte español, aquellos en los que la vela española asombró al mundo con una hazaña difícilmente repetible.
Pregunta. ¿Cómo vivió los Juegos Olímpicos de Barcelona’92?
Respuesta. Pues muy bien, con muchos nervios, mucha concentración, estrés y, sobre todo, con mucha emoción. Fueron mis primeros juegos. Tenía 27 años ya, pero hay que tener en cuenta que a nuestra generación los JJ.OO nos pillaron en una época de transición, en la que la mujer empezaba a entrar a formar parte de la vida deportiva del país. Así que los pillamos con muchísimas ganas, teníamos muchas ganas de formar parte del deporte y conseguir éxitos. Yo llevaba desde los 11 años soñando con ello…
P. Consiguió la medalla de oro junto a Patricia Guerra en la clase 470, ¿se esperaba ese resultado?, ¿cómo fue su competición?
R. Llegamos siendo favoritas. Éramos las campeonas de todo. Habíamos ganado todo Campeonatos de España, Europeo y Mundiales) y éramos las nº1 del mundo. Así que fuimos con la etiqueta de favoritas puesta, lo que en los medios llamáis ‘medalla segura’.
Recuerdo que en un medio se habló de nosotras como ‘la medalla más segura del deporte español’. Fue un orgullo, pero también una responsabilidad, porque si ganas has cumplido y si no lo haces has decepcionado. Y lo último que queríamos hacer era decepcionar a los españoles. Queríamos darle esa alegría, y sabíamos que no iba a ser fácil; nunca lo es una medalla de oro, por mucho que hayas ganado y te hayas preparado. Más aún en un deporte como la vela, que pueden ir a por ti. Es decir, no es como en atletismo, que te respetan tu carril, tu calle. En la vela, de repente puedes tener encima un barco, y más si eres el favorito. Así que siempre es más complicado.
Además, en el primer día, en la primera prueba, hicimos una salida regular tirando a mala. Y para colmo nos encontramos con un ‘fuera de línea’, Para más inri, no fuimos nosotros, fue Estonia, que tiene casi las mismas iniciales que España. Los jueces se equivocaron, y no lo pudimos reconvertir. Habíamos empezado los Juegos con un descalificado. Si miras las estadísticas, verás que ninguna embarcación en la historia ha ganado una medalla, sea cual sea el color, con un descalificado en la primera prueba. Remontar ese primer día era un reto harto difícil, por no decir casi imposible. Pero pudimos hacerlo mentalmente y lograrlo. La verdad es que cuando miro atrás y siento como nos acostamos esa noche a las 2 de la madrugada… todavía se me ponen los vellos de punta.
P. 25 años después, ¿qué recuerda con mayor nitidez? El momento de la ceremonia de apertura, los momentos en la villa olímpica, la competición…
R Lo recuerdo casi todo con mucha nitidez. El momento de la ceremonia es un momento estelar al ver a todo el estadio de pie con esa ovación. Es un momento irrepetible. Otro momento muy bonito fue cuando de repente estábamos todos en el centro, nos cubrieron con la macrobandera y nos quedamos ahí debajo. Buscando fotos de ello encontré una en la que estoy con Patricia y con otros compañeros. De hecho me la he puesto de perfil en WhatsApp, porque ha sido difícil de encontrar (antes no se hacían tantos selfies (risas).
También recuerdo cuando entró la antorcha y se la dieron a Rebollo. En el momento en el que tira la flecha con el arco pecamos de ingenuos y nos quedamos congelados; no sabíamos que estaba todo preparado por si fallara. ¡Imagínate! (risas).
P. La vela española fue la que más medallas olímpicas dio en el conjunto global español, con cinco medallas (cuatro oros y una plata). ¿Considera que fue la mejor generación de regatistas de la historia de la vela española en una cita olímpica?
R La verdad es que sí, y nunca se ha puesto en valor, sin ánimo de crítica. En la vela tan solo se disputan 10 medallas, que no son muchas en comparación con otros deportes. Y España ganó 5. Y no puede participar más de una competición por cada país. Eso hace que el porcentaje sea altísimo. Si España consiguiese 30 medallas en atletismo (que pueden ir 3 atletas por prueba) estaríamos hablando de eso todos los días de ello. Creo que no hemos acabado de reconocer esa machada.
P. Consiguió repetir oro en Atlanta 1996 junto a Begoña Vía Dufresne. ¿Fue más difícil revalidar el título o la presión de jugar en tu país fue mayor?
R. Lo más difícil fue lo del descalificado. Remontar aquello fue una oportunidad entre 100. Fuimos a por ella y en deporte todo es posible hasta el final. Creímos en ello y lo conseguimos, aunque matemáticamente fuera difícil.
En Atlanta fue todo muy diferente, estábamos fuera de la villa olímpica, estábamos lejos y sin todos los compañeros. No vivimos los juegos por así decirlo. Eso sí, cuando vas a revalidar el oro eres la referencia, no digo que el resto vaya a fastidiarte, pero sí eres la referente y pueden ir a marcar a alguien te lo harán a ti. Es mejor ir de incógnito, pienso.
Lo que me llevo es un porcentaje inmejorable, dos oros en dos participaciones olímpicas.
P. Tras su retirada como deportista, ha estado muy ligada al deporte (vicepresidenta COE, por ejemplo) y al mar (Fundación Ecomar). ¿En qué reto está inmersa actualmente?
R. Estoy metida en varios proyectos. La fundación hace más de 18 años que está activa.. Educamos a niños a través de los deportes náuticos. Hacemos muchas actividades dentro de España y desde el año pasado también en Portugal.
También he formado parte del Parlamento Europeo para sentar las bases de los programas comunitarios dentro del marco deporte, ahora soy consultora internacional de la UNESCO, evaluando la problemática del dopaje en Rusia. Y trabajo para una empresa inglesa que organiza grandes eventos deportivos en diferentes países del mundo. También doy conferencias en el mundo de la empresa, para motivar y recalcar la figura del deportista.