Sevilla Uefa 06
Reportajes

Tocar de nuevo el cielo

El Sevilla FC se presenta este miércoles a una nueva cita con la historia. Ante sí, la oportunidad de alzarse por tercera vez con la copa que cambió la vida de todos los sevillistas.

Eindhoven, 10 de mayo de 2006. Ni los más optimistas podían presagiar, por aquel entonces, que la temporada del centenario nervionense acabaría con la estampa de los suyos levantando un título europeo. Tras 58 años de sequía, la parroquia nervionense volvía a ver a su equipo campeón. Unidas, en un mismo llanto, las lágrimas de quienes nunca vieron a su equipo alzar un título y las de aquellos señores de avanzada edad cuyo recuerdo se remontaba a la temporada 1947/48.

La marcha de Joaquín Caparrós y las ventas de Sergio Ramos y de Julio Baptista abrían un nuevo ciclo en la entidad de Nervión. Tras un titubeante inicio, el conjunto comandado por Juande Ramos empezó a forjar la era más dorada de la historia del club. El denominador común de este nuevo equipo se resumía en dos palabras: hambre e ilusión. Hambre de veteranos como Pep Martí, David Castedo o Javi Navarro –quienes querían despedirse de la élite de la mejor forma posible-, hambre de buenos jugadores que no habían triunfado en el fútbol -casos de Kanouté, Palop, Maresca o Luis Fabiano- e ilusión de jóvenes talentos con ganas de hacerse un hueco entre los grandes -como Daniel Alves, Adriano, Jesús Navas o Antonio Puerta-.

El camino hasta el Philips Stadion fue dificultoso desde el primer instante para los hispalenses. En la eliminatoria previa a la fase de grupos, Frédéric Kanouté tuvo que salir al rescate en Maguncia para hacer un doblete que iniciaría una trayectoria inmaculada. Los de Juande mostraron su fortaleza ante el frío de Moscú (eliminando al Lokomotiv), refrendaron su espíritu remontando al Lille y ejercieron su poderío goleando al Zenit. Solo quedaba un último escollo para llegar a la final: el Schalke 04. Todos eran conscientes de que estaban ante la oportunidad de sus vidas. Ni la afición falló en Gelsenkirchen ni los jugadores en el Sánchez Pizjuán -en el que quizás sea el partido más épico y emocionante jamás recordado por el sevillismo-. Un zurdazo del malogrado Antonio Puerta les dio las llaves del cielo en aquella prórroga de jueves de Feria.

En la final, nadie pudo con ellos. Ni el Middlesbrough ni nadie que quisiera obstaculizar a Javi Navarro –capitán del equipo- en su misión de levantar la Copa de la Uefa. Luis Fabiano abrió la lata de un testarazo, para que en la segunda mitad el rodillo hispalense dilapidase las esperanzas inglesas con los tantos de Maresca –en dos ocasiones-y de Kanouté.

Distinto héroe, mismo final

En la temporada siguiente, los sueños siguieron cumpliéndose para los sevillistas. Con todo en su contra, el equipo hispalense inauguró la campaña goleando al todopoderoso FC Barcelona en Mónaco, erigiéndose así en el nuevo Supercampeón de Europa. Ese año también arrasó en España, ganando la Copa del Rey y disputándole la Liga a Real Madrid y Barça hasta la última jornada. Pero el fútbol aún tenía algo más reservado para ellos.

Popularmente se conoce como ‘La Uefa de Palop’. El guardameta valenciano se ganó a pulso el apodo de ‘santo’ tras marcar un gol de cabeza en Donetsk ante el Shakhtar y posteriormente detener tres penaltis en la tanda frente al Espanyol, en la gran final de Glasgow. Los catalanes igualaron por dos veces la ventaja rojiblanca que durante los 90 minutos reglamentarios propiciaron los tantos de Adriano y de Kanouté.

De nuevo campeones. El Sevilla se convertía el 16 de mayo de 2007 en el único equipo, junto al Real Madrid, en ganar este torneo de manera consecutiva. En esta edición, los hispalenses se enfrentaron a dos equipos de su mismo país –tal y como ha ocurrido este año-. Antes de medirse al Espanyol en la final, los andaluces tuvieron que emplearse a fondo para remontar el 1-0 que Osasuna les endosó en Pamplona. La conexión brasileña entre Luis Fabiano y Renato lo hizo posible. Otro de los rivales más poderosos a los que el Sevilla dejó atrás fue el Tottenham Hotspur, en cuartos y con un 3-4 en el global.

Con la épica hasta Turín

Circunstancias ajenas a lo deportivo causaron que el equipo ahora entrenado por Unai Emery terminase logrando un billete para la segunda competición continental más importante del planeta -a nivel de clubes-. Los hispalenses, al igual que en la 2005/06, apostaron por un cambio de ciclo. Las ventas de jugadores como Jesús Navas, Álvaro Negredo o Gary Medel fueron contrarrestadas por Carlos Bacca, Kevin Gameiro o Daniel Carriço, entre otros, cuyo rendimiento ha devuelto la confianza en la secretaría técnica. Todos acompañan al auténtico líder de este equipo: Iván Rakitic. Por sus botas pasa la magia, y por su mente fluyen las ideas que han llevado al Sevilla a una nueva final.

Palop Uefa 07
Palop fue el héroe de esa edición. Foto | EFE.

Arrancaron en agosto batiendo un nuevo récord: la victoria más abultada de los sevillanos en competición europea: (1-6 frente al Mladost Podgorica). Nueve meses más tarde se ven en Turín, a punto de enfrentarse a un histórico como el Benfica, al que ya se midió en una ocasión; fue en el año 1957, precisamente en el debut de los rojiblancos en Copa de Europa. En aquella ocasión el global de la eliminatoria favorecería al Sevilla (3-1).

Para llegar hasta aquí, los sevillistas han dejado atrás a equipos como Real Betis o Valencia CF, en unos épicos episodios que pasarán a la historia del fútbol. Los octavos de final cruzaron a los de Emery con su eterno rival. El inesperado 0-2 recibido en la ida les invitó a conjurarse para lograr el mismo resultado en la vuelta y forzar una tanda de penaltis en la que finalmente salieron victoriosos. Un punto de inflexión y un hecho que nunca olvidarán en la capital andaluza, ni para bien ni para mal.

Frente al Valencia la gesta fue aún más épica. El 2-0 cosechado en la ida parecía otorgar cierta confianza a los sevillistas de cara a Mestalla, pero los chés supieron voltear la eliminatoria y cuando tan solo quedaban unos segundos para el final apareció la cabeza de Mbia, nuevo ídolo de la afición de Nervión, que vio cómo el espíritu de Palop y el espíritu de Antonio Puerta les empujaba hasta Turín.

Mbia sevilla uefa
Mbia sale a hombros de Mestalla. Foto | SFC.

En medio de todo eso, una exhibición frente al Oporto; probablemente el rival de mayor entidad al que se enfrentó en esta edición. Nervión volvió a remontar un 1-0 –como en 2006 frente al Lille o como en 2007 frente a Osasuna-. Esta vez,  el Sevilla se transformó en tsunami para llevarse por delante todo lo que encontró en su camino. Rakitic, Vitolo, Bacca y Gameiro se encargaron de conducir la victoria.

Por su parte, el Benfica espera que Turín le dé una segunda oportunidad, tras caer derrotado en la final de la pasada edición de la Uefa Europa League ante el Chelsea. El cruel tanto de Ivanovic en el 93’ hacía recordar nuevamente la famosa maldición de Béla Gutmann. Los lisboetas han superado en esta edición a equipos como Tottenham, AZ o Juventus, auténtico favorito para el título –por su condición de anfitrión-. Ya saben, por tanto, lo que es ganar en el Juventus Stadium, y a buen seguro que no se lo pondrán nada sencillo a los hispalenses.

Con todo listo para que empiece a rodar el balón, se espera una final bonita, igualada y disputada. Ambos llegaron merecidamente hasta aquí, poseen armas suficientes para ganar y cuentan con dos magníficas aficiones. El Sevilla quiere volver a tocar el cielo, desea enmarcar con letras de oro este 14 de mayo de 2014. Europa ya sabe, de sobra, de lo que son capaces.

José Antonio Vega.

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