Nadie dijo que fuera a ser fácil. En el fútbol, nada lo es. Aunque ya hay dos equipos que han logrado lo imposible. Y que son los protagonistas de la Champions League más épica y espectacular de la historia reciente.
El Liverpool y el Tottenham han conseguido una gesta encomiable, que quedará en la memoria coelctiva. Todo ello tras eliminar al todopoderoso FC Barcelona de Leo Messi y compañía y al Ajax apasionante de ten Hag. Con el añadido de un baño de locura balompédica.
Un Barça irreconocible
Nada hacía presagiar un final tan doloroso para el equipo de Valverde en esta edición de la Liga de Campeones. El conjunto de Klopp se plantó en el césped de Anfield sin sus estrellas Salah, Firmino y Keita para tratar de lograr algo histórico.
Encomendado a los suplentes Origi y Shaqiri, el técnico alemán no dudó en neutralizar la ofensividad blaugrana por medio de la táctica. Y es que Klopp logró dar con la clave de la debilidad de la pizarra de Valverde. Lo hizo con una presión intensa sobre el juego por bandas del Barça. Además, una intensidad sublime a la hora de enfocar el ataque de forma directa se lo permitió.

Aunque se adelantaron los ingleses en el minuto siete, la lesión de Robertson tras el descanso hizo tambalear la estrategia del Liverpool. Sin embargo, saltó al campo uno de los dos héroes de la noche: Georginio Wijnaldum. Con el holandés en el campo, el Barça gozó de un poco más de libertad para atacar la portería de un Alisson que tuvo una noche de gloria. Sin embargo, la defensa culé se mantuvo muy desorganizada, algo que aprovecharon los jugadores reds para rotar posiciones constantemente y buscar al segundo gran héroe del partido: un Divock Origi que volvió a reivindicarse esta temporada, gracias ahora a un doblete que quedará grabado para la posteridad.
La superioridad del Liverpool fue tan notoria que los nervios estaban a flor de pie cuando ya iba el encuentro empatado a tres. El Barça estaba centrado en no encajar, aunque mantenían vivas sus esperanzas de acallar el vivo sueño inglés por medio de un Messi que no atinaba, a pesar de su permanente deseo de anotar. Sin embargo, se rompió el optimismo blaugrana con una muestra de lo que está siendo la pesadilla europea para el club desde hace años. Un saque de esquina al que no prestó atención el Barcelona fue materializado, ante el espasmo de todos, por Origi para dar el éxtasis a los suyos con el pase a una final de la Champions League más que merecida. Y mandando, además, a casa a un Barça que no supo estar a la altura.
El gen holandés cae de pie en su Champions
El dolor llegó a Ámsterdam en el último segundo. No solo España lloró por una eliminación inesperada, puesto que el equipo de casi toda Europa también acabó cayendo en la vuelta de las semifinales de esta Champions League. El Ajax de Erik ten Hag, que se ganó a decenas de miles desde que comenzó el torneo, no pudo evitar una gesta impresionante de las botas del brasileño Lucas Moura. El delantero se vistió de supermán para engalanar una eliminatoria que tuvo de todo.
A pesar de un comienzo fulgurante del equipo de van de Beek y compañía, el Tottenham supo encontrar el punto débil que les permitió exponer el leve grado de fragilidad defensivo del Ajax que terminó en empate a tres. Y todo gracias a la explosividad y la garra de Moura, que se impuso en el área con su pierna mala, la zurda, en tres ocasiones letales para el Ajax.
El buen juego del Ajax volvió a estar presente en uno de sus partidos. Fue gracias a la fluidez posicional que los triángulos que formaban de Jong, Schöne, Ziyech, van de Beek y Tadic habilitaban. Pero Alderweireld, como general en zaga; y Eriksen, como capitán y director, se percataron finalmente del patrón de juego holandés. Lo contrarrestaron con un futbol directo con basculaciones ágiles que descolocaron a toda la defensa del Ajax. Y, así, el Tottenham se subió al barco de la épica para, con un gol a segundos del final, acceder a la primera final de su historia de una Champions League coronada ya como una de las mejores de siempre.