Eden Hazard, el nuevo galáctico
Análisis

Eden Hazard, el nuevo galáctico

El pasado 11 de junio se cumplieron diez años desde el anuncio del fichaje de Cristiano Ronaldo por el Real Madrid. El galáctico más grande de la historia blanca llegaba para revolucionar el contexto del club. Y su salida dolió mucho a la afición, una que no ha tenido un ídolo magnificente al que adorar desde entonces… Hasta la llegada de Eden Hazard. El belga, fichado el pasado día 7, llega al conjunto blanco llamado a ser el nuevo galáctico. Uno de esos que emociona desde antes de vestirse de corto.

El flamante extremo madridista ha aterrizado en la capital para comandar un proyecto de máxima ilusión que comienza a tornarse en histórico. Acompaña a Militao, a Jovic y a Mendy como los baluartes más evidentes de la contundencia con la que Florentino Pérez pretende eclipsar Europa. Pero, claramente, Hazard es la figura más espectacular que vestirá la zamarra blanca desde la próxima temporada. Un futbolista cuyas cualidades pueden hacer del Madrid el equipo más versátil y ofensivo del continente.

La madurez hecha estrella

El belga es la estrella que muchos desean. Tras varios años de incertidumbre y ligues constantes, Eden llega al Bernabéu para ser el líder de un nuevo proyecto. Zidane cuenta con un futbolista de un perfil muy importante. Hazard es un extremo que no se parece a los más frecuentes. Tiene mucha velocidad y una capacidad de regate abismal, aunque no destaca por realizar filigranas. Su capacidad más destacada es, sin duda, la utilización de su cuerpo para zafarse de los rivales mientras posee el balón. Porque Eden es, por encima de todo, un posesivo futbolista que necesita tener el balón en los pies. Y, si lo pierde, que no se preocupe nadie. Él mismo se encargará de volver a pedirlo en sus botas para reanudar el ataque.

Su fútbol se basa en el cuero, pero no es, ni mucho menos, un jugador egoísta. Conoce sus virtudes y las de sus propios compañeros, algo que le beneficia mucho a sus 28 años. El paso del tiempo le ha ido puliendo, hasta transformarse en un futbolista mucho más maduro que domina todas las facetas ofensivas. Tiene una gran visión de juego que, más que servirle para asistir directamente a su compañeros, le facilita la lectura de la situación y sabe encontrar el momento perfecto para modificar su acción y sorprender al rival. Es capaz de, con un agilísimo cambio de ritmo corporal, dejar atrás al contrario como si de Oliver Atom se tratara.

Su golpeo de balón es, sin lugar a dudas, exquisito. Ya sea con la pierna derecha o con la izquierda -es, prácticamente, ambidiestro-, el belga es capaz de colocar el esférico allí donde quiera. Ese don le ha servido para anotar 21 goles y 17 asistencias en una competición en la que ha dado la UEFA Europa League a su equipo con una actuación en la final más que sublime. Pero, además, es un jugador prácticamente incansable que, en el Madrid, puede dar muchas posibilidades a sus compañeros.

Al partir desde la banda izquierda, ya puede habilitar el carril a Marcelo o a Mendy. Sin embargo, suele caer mucho al carril central, pudiendo ocupar el rol de enganche en la mediapunta que tan bien le vendría a Zidane. Así, jugadores como Benzema, Jovic o Bale pueden fluir con total libertad por delante de Hazard y buscar unos espacios que el belga cree con sus movimientos o su gestión del balón.

Sin embargo, sí es cierto que su fuerte no es el repliegue defensivo. Es un jugador con una vocación muy ofensiva y sus características no le hacen influyente en las tareas defensivas. Ahí, el Madrid podría sufrir si es Marcelo el que le acompaña, puesto que ambos tienen vocación atacante y descuidan un poco la parcela defensiva. Sin embargo, con Mendy sí habría un balance mucho más equilibrado, algo que profundizaría, además, en la verticalidad y la potencia ofensiva que puede practicar el nuevo Madrid de Hazard y de Zidane.

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